Muchas de las veces que he querido gritar me he visto obligado a callar. Y muchas otras en que debí permanecer piolita, fui demasiado chillón.
¿Y ahora? Parece que el ahora es un grito a medias en que sólo quiero descansar como todos. Descansar en catalepsia clandestina, en silencio morbo-espontáneo, que se enteren de mis quejidos sin oír los alaridos impatentables en la ciudá, mis garras y llantos cargados de errores paridos hace siglos, a los que quitamos la mirada porque queremos representar la comedia de vida, de familia, de ser alguien que destaque en oficios que es valorado destacar. Porque sí me dice el mundo, porque es natural de nosotros la gran especie, porque no somos como esos culiáos que nos cagan, porque tenemos la razón, porque no te vayas por allá, porque así te destruyes y nos destruyes . ¿Y qué destruyo? . La fría masa destinada por el hombre para el hambre, la falsa vida que es más bien agonía, el calambre humano, puaj, asco de verme metido en el mundillo interesado, los entes pensantes y demócratas creadores de categorías, soy de ustedes, soy pensante y conocedor, tengo una opinión.
Voy a vomitar, porque sé que soy de ustedes, del océano inmundo, del petróleo y el calefactor planetario. Soy de ustedes, de los hablantes que creemos que hay que decir algo, algo importante (arcada) quiero y creo, decir. Yo soy de los pronombres, de las perras negras, de los mundos paralelos (mal) inventados y (malditamente) asumidos. Pertenezco a esa raza efímera y miserable que se quiere, que se lame entera a sí, la bestia, la bestia supra, la bestia dominante.
Queremos la ausencia de llantos, queremos los llantos propios, queremos las vidas únicas, queremos los desconocido, pero conocible. ¡Oh, qué daría un perro por ser como yo! (Daría, seguramente, un mojón, o dos) Yo el que tiene un nombre que se refugia en el órgano ideal, en la ensoñación sobre la realidad, soy pesadilla mutilada, porque sí, porque hacen mal. ¡Ay, cuándo, en qué momento comenzó esta basura! dijo por ahí uno de esos, que quizás eran de donde soy, que quizás no, eran de algo mayor. Charco, lodazal, poza. Posado en un cuadro bastardo que no puedo curvar, que si alguien lo logra, se vuelve a enderezar, que te creaste humanidad la peor realidad, la más recta, la más dura, la claridad más oscura, la niebla más diluida. No hay espesura, no hay vanidad, hay un par de verbos sobrecargados de vanagloriada dignidad, la de ser a todos igual, y no el orgullo de poder ser especial.