Dibujaste un mundo nuevo y especial,
lo pintaste de cientos de colores.
Intenté atraparlo al vuelo y me caí,
lo quitaste, no era para mí.
Fue tu risa paz de todos mis temores,
tu mirada, arcoiris de pasiones.
A todas partes te seguí, fui tu perrito faldero,
me cegó toda tu magia y me perdí...
Y a pesar de la razón que me insistía,
que me advertía de mi grandísimo error;
puse todas mis virtudes a tu nombre,
te di todo mi amor, sangró mi corazón,
y lo ignoraste.
Con el tiempo acostumbré a vivir con tus desprecios,
te perdoné y reinventé mis sentimientos.
Mas si asomaba la tristeza en tu semblante,
allí estaba yo, siempre, logrando consolarte.
Intenté más de mil formas de olvidarte,
encontré tambien otras tantas de conquistarte,
y te quedaste con todas para dejarme a solas
con el dolor que sufren los necios al descubrir su locura.
Derroché tantas sonrisas regaladas
que no quedó ninguna para mí.
Y ya no hay duda, te quise tanto
que ya no hay forma de borrar lo que sentí…
Y cuando encuentro la esperanza y veo la luz
a través de todas tus mentiras,
es tan dulce el desengaño que vuelvo a ti,
y vuelves otra vez a hacerme daño... |