Si tienes alguna duda acerca de la genialidad de Francis Ford Coppola, con seguridad no has visto su trilogía de “El Padrino”. La ignorancia es disculpable, pero la incapacidad de disfrutar es una invitación al asesinato. Corre a la tienda de video mas cercana y alquila el combo entero antes de que te destroce la cabeza con mi bate de aluminio. Te aseguro que lo haré, a no ser que te llames Harvey Keitel. Si ese es tu nombre, te presto el bate para que tritures el cráneo de Coppola.
Tienes que tener los cojones bien puestos para despedir a tu protagonista después de un año de rodaje. Coppola demostró que aunque tenía suficientes pelotas para deshacerse de Harvey Keitel, no las tenía tan grandes como para decírselo en la cara. Prefirió dejarle el encarguito a sus subalternos antes de salir de Filipinas en búsqueda del actor que pasaría a la historia por protagonizar “Apocalipsis Now”, aquella película inspirada en “El corazón de las tinieblas”, la inmortal obra de Joseph Conrad.
- ¿Despedido? – dijo Mr Keitel desencajado - ¿Después de un maldito año de soportar este clima de mierda y a estos putos moscos del infierno?
- Lo sentimos Harvey, de verdad, aquí tienes el resto de tu pago. No fue nuestra decisión, tu sabes quien es el que manda.
- El que manda es una basura que no fue capaz de echarme de frente, mirandome a los ojos, como la gente decente. Esa sabandija es de los que matan por la espalda. Ojalá le caigan las siete plagas. ¿Apocalipsis Now? ¡Apocalipsis para Coppola y su gran puta película!.
Keitel no obtuvo un contrato digno durante mucho tiempo. La humillación que le había propinado uno de los directores mas influyentes de Hollywood lo condenó al total aislamiento. La depresión por poco lo lleva al retiro, cosa que afortunadamente no sucedió, ¿no es cierto, señor Tarantino?. Pasarían muchos años antes de que le ofrecieran nuevamente un papel importante.
Coppola casi se caga de la risa cuando su asistente le telefoneó para enterarlo de las palabras de su ex – estrella. Le valían huevo las maldiciones, todo supersticioso era por él considerado como un vulgar ignorante, como una cucaracha agorera que sólo merecía ser pisoteada. ¿Y por qué no?, ¡despedida!. El viejo Francis tenía otra pesada razón para tranquilizar su conciencia después de haber puesto de patitas en la calle al incompetente de Keitel. A su ineptitud ahora le sumaba la estupidez. ¿Las siete plagas?, hay que ser demasiado idiota para pensar de esa manera
El sarcasmo de Coppola comenzó a tornarse en preocupación recién llegado a los Estados Unidos. Los grandes rechazaron su oferta; Nicholson, De Niro y Al Pacino dijeron no. ¿Primera plaga?. Ni por todo el oro del mundo aceptarían un papel de esa naturaleza, ya habían coronado suficientes escalones como para someterse de nuevo al sufrimiento.
De Niro puso cara de gangster malo (dicen que también hay de los buenos) cuando se enteró del despido de Keitel, tu sabes, solidaridad actoral.
Jack Nicholson y Al Pacino pensaban que el tema estaba demasiado caliente, ni por el putas se iban a meter en las insanas selvas filipinas para filmar una película sobre Vietnam. Tan delicado era el tema, que George Lucas declinó la oferta de dirigir “Apocalipsis Now”, cediéndole el puesto al osado Coppola, prefiriendo adaptar la locura de Vietnam a un escenario menos arriesgado: “El espacio exterior”, donde la armada americana sería representada por el Imperio, y los vietnamitas por los Rebeldes. La ópera de "La guerra de las galaxias" fue la jugada mas inteligente que Lucas pudo realizar. Podía hacer una punzante crítica al sistema desde sus cómodos escenarios, sin tener que lidiarsélas con fastidiosos insectos ni malarias sudorosas. Eso lo dejaría para otro que tuviera la teja demasiado corrida.
Ante la negativa de las grandes estrellas, a Coppola no le quedó otra opción que contratar al desconocido, aunque talentoso, Martin Sheen. Tuvo que regresar a Filipinas con un novato que, antes de bajarse del avión ya había roto un duro record guiness, el del mayor número de cigarros salvajes fumados en un vehículo aéreo. ¿Segunda plaga?
En aquel momento la producción ya tenia un importante retraso. Originalmente se presupuestó para que tuviera una duración de máximo seis meses, pero un año después de haber comenzado el rodaje, el proyecto estaba practicamente en pañales. Aunque pudo rescatarse algo del material filmado mientras Keitel fue el protagonista, era obvio que la carne aún estaba cruda. Coppola había gastado casi todo el presupuesto y los productores le negaron recursos adicionales. La presión era irresistible. Tenía que terminar la película aunque fuera con las uñas, y ya ni uñas tenía, hacía rato que se las había comido. Los medios no ayudaban; los periódicos titulaban "Apocalipsis ¿When?" en lugar de "Apocalipsis Now". El viejo Francis tuvo que hipotecar su casa y hacer un préstamo bancario para sortear la pesadilla, tercera plaga. Si la película no se convertía en un éxito de táquilla (cosa para nada improbable a juzgar por su oscura temática), Coppola quedaría mas quebrado que la venus de Milo.
Kietel, desempleado, veía con agrado el noticiero. Los fuertes tifones que asolaban a Filipinas se habían llevado consigo parte de los escenarios donde se filmaba "Apocalipsis Now". Acertaste, cuarta plaga. Los rosados hoyuelos instalados en sus mejillas se elevaron a la altura de las orejas. Apagó el noticiero, se dirigíó a la sala y destapó una botella de vino. Santé.
Todo lo que era susceptible de salir mal, salía peor. El trato que Coppola realizó con el dictador Marcos no pudo haber resultado mas desafortunado. Se suponía que los helicopteros de la fuerza aérea filipina serían alquilados a su equipo mientras estuvieran fuera de combate. Lo que Coppola jamás imaginó, era que en Filipinas había combates todos los santos días. Los grupos rebeldes no solo le daban dolores de cabeza al buenazo de Marcos sino que casi le revientan la crisma a un cineasta extranjero. Correcto compañero, quinta plaga.
Martin Sheen abusaba de las drogas (Charlie, relájate, no te des golpes de pecho, lo tuyo es genético). Todas las escenas las filmaba drogado. En el mejor de los casos, borracho. La secuencia que filmó bailando frente al espejo de un hotel de mala muerte la hizo en total estado de embriaguez, era el día de su cumpleaños. La sangre que se muestra en pantalla es real. Entenderás que contratar a un degenerado trae sus ventajas. El golpe que le propinó al espejo no estaba dentro del guión pero resultó ser una de las imágenes mas memorables del film. Claro que todo no siempre salió bien, el ardúo trajín de las grabaciones, el inclemente clima filipino, y el exceso de alucinógenos lo llevaron al infarto. A Coppola casi le da uno igual. La producción no aguantaba otro cambio de protagonista. Si Sheen se moría, su película también lo haría. Tan grave fue la situación, que hasta un sacerdote de la región le ungió los santos óleos al drogo de Martin. Ahora sí, "Apocalipsis Never". Ajá, sexta plaga.
Los gatos tienen siete vidas y los directores de cine solo soportan siete plagas. Coppola lo sabía, por eso tuvo que agachar la cabeza y telefonear a Keitel, algunos dicen que para ofrecerle una buena suma a cambio de la “neutralización” de la maldición, otros aseguran que lo hizo nada más que para disculparse; quién sabe, lo único cierto es que milagrosamente Sheen se recuperó y pudo seguir con aquella irracional odisea. Coppola respiró, aunque durante aquellos meses ya había envejecido más que en los últimos diez años.
Por fin todo parecía fluir normalmente. Lo único que faltaba eran las escenas finales con el gran Marlon Brando, quien haría el papel del Coronel Kurtz, esa lóbrega figura arrebatada de las páginas de la novela “El corazón de las tinieblas”. Cuando Brando apareció, Coppola se fue de espaldas. Se presentó completamente rapado y tenía cuarenta kilos más desde la última vez en que se habían entrevistado. Parecía una ballena, algo desastrozo para el personaje que debía interpretar, un desquiciado y musculoso coronel que serpenteaba en lo mas recóndito de la selva.
Coppola, desesperado, optó por filmar las escenas de Brando en medio de la oscuridad. Nunca le había pagado a alguien tantos miles de dólares para filmarle unicámente parte del rostro. Brando era simplemente impresentable. Efectivamente, la séptima plaga.
Apocalipsis Now fue estrenada bajo un tremendo escepticismo. Ya sabes como termina la historia. Si has disfrutado a Keitel en grandes producciones de la talla de Pulp Fiction o Reservoir Dogs sabes de que te estoy hablando. Si has visto a Charlie Sheen internado en una clínica de rehabilitación, entenderás que hijo de tigre salió pintado. Si te enteraste de que Brando murió encallado en una sucia playa, comprenderás el susto de Coppola al recibirlo en Filipinas. Si no te has visto aún Apocalipis Now, corre, tienes tiempo suficiente para escapar antes de que encuentre mi bate de aluminio.
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