Hay pedazos de ti que se niegan a partir, como si no bastara todo este tiempo de acantilado. Son unos verdaderos renegados que danzan en la penumbra del sueño, como fantasmas de carne y hueso que se conjuran en mi delirio al borde del deseo. Y me acosan, me acorralan a vivir en universos paralelos, donde todo lo que no fue se trastoca en posible... Hasta que te golpea la claridad. Al amanecer... ya con la tristeza seca. Me descubro incompleto, inconexo, inexacto. Es entonces que reconozco... Hay pedazos de mí que se negaron a partir, como si no bastara todo este tiempo de acantilado
Texto agregado el 31-03-2004, y leído por 139 visitantes. (0 votos)