Puedes ver más piel que lagrimas bajo la luz de la bombilla. Con cabellos enredados y el cuerpo todo temblando. No te atreverás a decir una solo palabra… te conozco demasiado. El espejo esta quebrado, mis nudillos siguen sangrando. Pero tampoco serás capaz de irte, también temes a que piense que dejaste de amarme, y temes a que sepa exactamente lo que harás. Levanta la mirada, el suelo no explicará nada, no borrara nada, no curará nada. Mientras pasa lo que pasa la niebla rodea el vecindario, la nicotina envenenando nuestras neuronas, nuestras memorias. Escucha mi mirada, nada puede ya cambiar. Respeta tus anhelos, cohíbe a tu orgullo invaluable. Ahora camina hacia mi, si quieres pon la mano en mi hombro, ¡deja salir las lagrimas pues! ¡Termínalo todo de una vez!. Ahora, nada más y nada menos, que la hora de los recuerdos felices, y arrepentimientos infelices, la hora de las ganas de huir, de sudar desesperadamente, de morir. Mira, sigues temblando, tus patas de gallo se han inundado, ya grítalo ¡dilo!, ya no te quiero, ya no te quiero, ya no te quiero, ya no te quiero, ya no te quiero…
de todos modos creo que no has estado pensando en nada salvo eso.
Lo malo de todo es que nunca fui un monstruo, y lo peor, es que no se ya quien soy.
Ya por fin nos exiliamos de este a lo que llamábamos AMOR.
Ya, por fin, terminó.
Ahora respira hondo y repitetelo… ya terminó, ya terminó, ya terminó, ya terminó, ya terminó, ya terminó, ya terminó, ya terminó.