24/11/2004

Marta dice que si quiero entender algo, tengo que escribir un diario. Lo intento. Ella dice que tengo que poner todo lo que pienso, sin juzgarme dice ella , dejar que las ideas fluyan. Las dejo fluir y me encuentro con que tengo la mente en blanco y para hacerme venir las ideas abro otro paquete de chocolates, los de verdad. Los otros, los sin calorías los light como dice Henry no me sirven. A lo mejor tienen el mismo gusto, pero la palabra light me molesta con todas esas consonantes inútiles.
Marta va al psicoanalista, o mejor podria decir que no va al psicoanalista. Va una reflexóga pero no para que le de masajes a los pies sino para que le enseñen a reflexionar . Lo primero que le aconsejó fue que escribiera, aunque no tuviera nada que decir que asì se va a entender mejor. Va a saber lo que piensa. Yo a Marta podría curarla sin tanta reflexión, es sólo una malcriada que tuvo y tiene todo lo que quiere apenas se le ocurre y eso la deja insatisfecha , siempre tiene más y disfruta menos.
Marta dice que el hecho de escribir le ayudó mucho y que me lo aconseja porque yo no puedo gastar en un tratamiento y ella me va aconsejando gratis todo lo que le dice la rdoctora. Según ella algo no debe funcionar en mi cabeza porque como compulsivamente y no hago como esas que se llenan de comida y después vomitan, yo me guardo todo y lo convierto en grasa, en mole, en rollos y en abundancia; soy gorda. Ella dice fuerte, el médico dice obesa. Henry evita hablar de eso porque ya se cansó, el pobre. Me llama chichona. Parece que se resignó a tener una mujer foca.
No me soporto. Todo en tres palabras NO ME SOPORTO
¿para qué seguir escribiendo?

30 /11

Anteayer mamá vino a almorzar, me dejó de cama. Con la excusa del cumpleaños de Tito llegó con un sobre lleno de fotografía de cuando éramos chicos. Tito es tan lindo como antes y a medida que las fotos pasaban de mano en mano veía en los ojos de mamá esa mirada de adoración que siempre tuvo para él. Vamos a hacerle un álbum sorpresa para sus 40 años. Seleccionando las fotos, los recuerdos surgieron espontáneos. Son casi todas de los veraneos. Aquí me habían retado por haberme manchado el vestido con helado de chocolate. Ma retrataron llorando a los gritos.Allá estamos los dos jugando en la playa, Hago budines de arena y Tito construye una pista para sus cochecitos. Recuerdo que poco después de esa foto idílica, nos peleamos, y Tito me tiró arena a los ojos y le dio una patada a mis budines. Lloré sin consuelo porque el consuelo lo recibió Tito que aunque es dos años mayor que yo ,siempre fue y será el regalón de mamá. Tito sigue siendo delgadito.Algo afeminado aunque ahora sea padre de tres varones, también objeto de la adoración de mamá.A mis nenas las trata con cariño pero es crítica y fría. No sé si va a hacerme un álbum cuado yo cumpla 40. A cada rato decía "eras tan linda" y yo escuchaba "eras tan delgada". Esperamos para sentarnos a comer a que Lily y Lorena volvieran del colegio . Mamá no hizo ninguna observación pero sus miradas críticas estaban diciendo a gritos que la comida que yo preparo es muy calórica, que los fritos no son sanos, que sirvo mucho en los platos...
Cuando ella se fue, tenía un dolor de cabeza padre y señor mío, uno de esos que me duran todo el día.

2 de diciembre

No sé por qué le hice caso a Marta y escribo este diario. Total no pasa nada nuevo. Marta está en crisis con el marido y no le puedo hablar porque en el helth farm a donde fue para relajarse no se permite el uso de los celulares.
Es notable que desde que íbamos juntas al colegio y de esto ya pasó mucha agua bajo el puente, Marta esté entrando y saliendo de crisis de autoestima, la sube y baja ,o la tiene tan alta que da miedo o la lleva por el suelo arrastrándola como una cola ribetada de festones de culpabilidad e insatisfacción.Desde que empecé a escribir no hago más que mirarme al espejo.
Algo sé de Marta por Vera, que cuando limpia no hace más que chimentar de sus otras patronas. Por suerte que la tengo sólo una vez por semana, no sé por qué no me animo a dejarla sola, vino muy recomendada. Marta que la tiene tres veces por semana dice que le faltan algunas cosas. Pobre mujer, a lo mejor es Santa Honestidad y se sospecha de ella solo porque es pobre. En el fondo si comparo con mis amigas yo también soy pobre y no robo. ¿No robo?

8 de enero

No me acostumbro a escribir diariamente
Henry se fue de viaje. En los últimos tiempos estuvo muy raro. Su entusiasmo sexual es nulo por el exceso de trabajo, dice. Vuelve siempre renovado 'Ultimamente el jefe le da cada vez más responsabilidades. Lo manda a menudo a controlar la construcción en España.Henry piensa pronto lo van a ascender y va a ganar mucho más. Yo sigo con mis clases de inglés, ahora tengo una nueva alumna. Es una mujer de mi edad. Es pintora y tan chiquita y arrugada que no entiendo cómo de un cuerpo tan descarnado salga tanta fuerza.
La vez pasada cuando escribí dejé en el aire una pregunta estúpida ,me pregunté si yo robaba, ni sé porqué lo escribí, por supuesto que no robo, pero me quedó la sensación de que a lo mejor le estoy quitando algo a alguien.
Sé que no doy lo máximo ...a veces estoy muy cansada ...pero pienso que a lo mejor... Hace unos días hubo un asado en la quinta de uno compañero de Lorena. Festejaban el fin de curso. Estaban invitados los padres y como Henry no está pensaba ir sola, pero Lorena dijo que no era necesario, que no todos los padres iban. Tuve la sensación de que no quería que fuera.Sentí como que se sentiría incómoda si la acompañara. Ahora que lo pienso hace un poco que noto que no quiere salir conmigo. Hoy me pesé. Ya no veo la cifra. La balanza señala sólo hasta los 120.

18 de enero

Marta está en plena crisis de autoestima y preparó una gran cena para familiares y amigos con sus hijos.Lily y Lorena vinieron a regañadientes aunque son amigas de los otros jóvenes desde la infancia. En la cena de fin de año en casa de Marta descubrí una cosa horrible por unas frases que llegaron a mis oídos: Lily es bulémica. Se atora de comida como yo pero ella después vomita. Por eso está tan delgada. ¿Cómo no me dí cuenta y tuve que enterarme de esta manera ? No le dije nada a Henry todavía, pero hablé con Lorena. Al principio no quería contestarme , decía que no eran cosas suyas, que le preguntara directamente a Lily... después me lo confirmó y no sé por qué se enfureció conmigo. Me hizo sentir culpable.
Tengo que hablar de esto con Henry.
Lo ascendieron y ahora ganará el doble, pronto me voy a poder comprar ropa en la boutique de... no, ya sé que tendré que seguir comprando en el negocio para tallas fuertes. En realidad ya casi no compro nada. Trato de disimular mi cuerpo entre los pliegues de los chales.
Mi alumna de inglés de los jueves es una atrevida. Le pedí que me dijera contrarios y le sugerí blanco-negro y ella casi explotando de risa dijo flaca-gorda. Yo hice como si no me diera cuenta cuenta y seguí con otro argumento...

28 de enero

No fue fácil, pasaron los días desde que hablé con Lorena pero no me atreví a hablar con Lily y tampoco a revelarle a Henry lo que está sucediendo ante sus propias narices.Lily ahora no oculta sus corridas al baño cuando termina de comer. Probablemente siempre lo hacía y yo no me daba cuenta es que cuando estoy en la mesa me enajeno, las cosas que suceden a mi alrededor parecen desdibujarse y lo único real es la presa de pollo o las papas fritas o el pan que chupa hasta la última gota de jugo del plato. Pero ahora empecé a observar. Siento la mirada de Lorena sobre mí hostil, amenazadora casi.
Ayer se rompió la mesa del comedor. La parte del lado donde yo me siento cedió. Llamé al carpintero y la va arreglar. Quedé muy enojada por lo que dijo. Henry piensa que no lo dijo con intención de ofender. Examinó el desperfecto y dijo que la mesa era sí para apoyarse, pero no para sostener pesos anormales. Yo me apoyo en la mesa para levantarme, él no podía saber que era ése mi lugar, pero sentí que me daba una bofetada en el ego.

30 de enero

De pronto supe que Henry estaba al tanto de todo. Levó a Lily al médico quien le aconsejó seguir un tratamiento con una psicóloga especializada en disturbios de la alimentación.
Lily le pidió ayuda al padre haciéndole prometer que no me diría nada.

Me enteré por un mensaje del contestador del teléfono que escuchamos los cuatro durante la cena. Yo desconecto el teléfono mientras comemos, para que no nos molesten.Sucede, a veces, que me olvide de poner el contestador y si suena es casi siempre para las chicas o la secretaria de Henry que se olvidó de decirle algo en la oficina. Henry se encierra en el escritorio y vuelve a la mesa con una sonrisita ambigua que no sé cómo interpretar.
Me enteré de que estaba enterado del problema de Lily cuando una voz de robot surgió del altoparlante; hablaban del estudio de una tal doctora Bonoris. "La doctora le cambiará la cita del martes a la señorita Lily, puede venir el miércoles como pidió. Esperamos confirmación." Al principio creí que se trataba de un error, pero Lily se atragantó, tumbó la silla al levantarse y corrió al baño, Lorena la siguió y quedé en la mesa con Henry que tenía un acceso de tos; carraspeaba, escupía y se sofocaba. Tomó un vaso de agua y otro de vino y tardó en decirme quién era la tal doctora Bonoris y de qué se trataba el mensaje.
Quedé estupefacta.

No sé por qué, en vez de pensar en eso, reviví la escena del día anterior. Cuando fuimos al cine Henry tuvo una discusión con otro automovilista en el momento de estacionar el coche;el tipo decía que había visto antes el lugar y que era suyo. Henry perdió la paciencia y el hombre al mirarme se calmó de repente y le dijo en forma muy sarcástica"no voy a discutir con vos, ya veo que debés tener la vida bastante amargada si te toca acostarte con la ballena." Henry se puso verde, el tipo siguió adelante y yo sentí que su arpón me había llegado justo al pecho y lloré como una Magdalena.
Henry me pasó su pañuelo diciendo que no le diera importancia, que era un mal educado.Cuando me calmé entramos al cine. Ni sé qué vimos, tanta angustia sentía. Era un película con Audrey Herpburn.
Tuve una noche atroz.
Volviendo a lo de Lily. Cuando escuché que desde hace tres meses está tratando, sin éxito, de liberarse de su mal, también me puse a llorar, pero con un dolor más hondo,más agudo...diferente.

2007

14 de septiembre 2007

Apenas comprendí que mi actitud pasiva e indiferente estaba poniendo en peligro a mi familia, dejé de escribir. Ya no soportaba ver toda mi confusión dibujada en letras. De pronto capté la situación familiar.
Reconocí la evidencia de la infidelidad de Henry.
Acompañé a Lily a lo de la doctora Bonoris y luego tuve una cita privada con ella.
Lorena había empezado a noviar y paraba poco en casa.
Recuerdo esos días como un tobellino de confusión y tristeza. Henry no negó su relación, Lorena alababa con exageración lo alegre y activa que era la madre de su chico.
Nuevos sentimientos surgían en mí. Sentía celos de todos; celos de la secretaria de Henry, celos de la madre del muchacho de Lorena, celos de la psicóloga que tenía en cura a mi hija.
Lily empeoró y hubo que hospitalizarla por un tiempo.Esto me obligó a dar el primer paso hacia la cordura.
La doctora Bonoris me había dicho claramente en esa única visita privada, que si quería ayudar a Lily en su terapia, debía ponerme yo también en cura. Fui al psicoanalista que me recomendó y durante los primeros meses de terapia no hice más que llorar, creí haber hecho el error de mi vida,me hacía demasiado daño mirarme adentro. Me sentía cada vez peor.
Henry ya no ocultaba sus escapadas y Lorena se fue a vivir en lo del novio dejando en mis oídos el eco de la frasecita lapidaria que dijo antes de irse de casa: "yo me salvo".
Creo que su partida fue determinante para mi curación porque ella era el puente que me unía a Lily y a Henry y al encontrarme sin sus servicios de intermediaria me hice más responsable.
Comprendí que lo que Lily estaba gritando con su conducta era que no quería llegar a parecerse a mí.
Una dietista especializada en obesidad me enseñò a aceptar que estaba enferma, tan enferma como Lily. Luché con todas mis fuerzas. Hablé mucho con mi hija y aprendí a conocerla. Lily ganaba peso a medida que yo lo perdía.Se curó en menos de un año y desde entonces fue mi mayor ayuda. Henry cambió de trabajo. Ya no viajaba, conseguimos reconciliarnos y se puso firmemente a mi lado. Tengo todavía mucho camino por delante, pero apoyada por los dos sé que llegaré a la meta. Descubro las formas de mujer que estaban ocultas bajo la grasa. No escribiré más.

Se me hace tarde voy a salir con Marta para elegir en su boutique, un vestido de fiesta ;Lorena se casa.

Fin