Llegaste siendo un botija
Desde la orilla oriental
El 83: año de adaptación,
de vaivenes,
y del “millonario”
casi, casi, en bancarrota

De a poco el elegante Flaco
Comenzó a demostrar
Que de esto sabía un poco
Con la llegada del Bambino
Aquel equipo de ensueño
Se empezaba a adivinar

Con el socio Morresi y
El Negro Enrique en gran nivel
Apareció el implacable uruguayo
Para conquistar todas la redes
Como en aquella chilena perfecta
En un sueño de una noche de verano

De la vuelta olímpica en Nuñez
Se fue a la fría Francia
Donde dejó su calidad intacta
En el ascendido Cagliari,
Como en el Torino dejó bien sentado
El expropiado fútbol sudamericano

“La vuelta del hijo pròdigo”
la magia y la sapiencia,
y un nuevo compadre: el gran Ortega
los chicos reviven en la primavera del 94
aquel cuento del Príncipe,
en aquellos días del año 86

Los duendes volvieron al Monumental
A encontrarse con el mago que reparte
Caricias para su novia: la pelota
El magnífico charrua es un gran ejemplo
Como persona merece todos sus logros
Regó la cancha de fútbol como de afectos

Cuando se vaya dejará las sentencias
Implacables desde los doce pasos,
Los tiros libres brillantes,
Los campeonatos de ayer y hoy,
Las Copas America con la Celeste y
La Libertadores con sangre y lágrimas

La gente saludará tanta belleza,
Es que el Enzo es una parte importante
De las alegrías del pueblo riverplatense,
Aunque se nos caiga una lágrima,
Tengamos un nudo en la garganta
Y la piel de gallina nos llegue al alma.

E.G.
12/11/96