Vaya usted a creer en las mujeres
El problema con el computador del Seguro Social había sido simple de solucionar y yo no tenía la intención de volver a la oficina, no tenia ganas de sumergirme en el condenado tráfico de media tarde y perder una hora.... para estar treinta minutos sentado como un espanta pájaros en mi escritorio de Guzmán Blanco --- de regresar a mi casa temprano... ni pensar, sería volver a las eternas discusiones con mi mujer, sobre sus celos bien fundados por las manchas en mis camisas y las notas olvidadas en mis bolsillos, tener que aguantarme las ganas de decirle ¡No te quiero... fue un error!, de tener que mantener esta farsa por el hijo que teníamos y el que estaba en camino... producto de un muy efusivo reencuentro cuando volví de Buenos Aires con la boca amarga por el desplante de Isabel.
Decidí correr el albur una vez más y me dirigí a la sección de perforación.
- ¡Hola Ana Maria!
- ¿Como estas? Mientras trataba de darle un besito en la mejilla.
- Bien, Gracias Respuesta eterna, mientras movía la cara eludiendo mi beso.
- Siempre la hemos pasado muy bien. ¿Por que me rehuyes? Le pregunte sintiendo el castigo.
- ¡Porque estoy cansada de ser tu prostituta de turno!
- ¡Porque siempre me hablas de tu separación, pero nunca de tu divorcio!
- ¡Porque ni una puta vez me has dicho que me amas! Estaba realmente furiosa --- la regla tal vez.
- Te lo he dicho hasta el cansancio...
- ¡No se amar!...
- No quiero volverme vulnerable.
- Tengo que esperar a mis hijos sean grandes, antes de pensar en el divorcio.
- Entonces... ven a buscarme cuando tus hijos sean grandes. Esto era el punto final.
Salí... corte camino atravesando el mortuorio --- si han leído bien, el computador quedaba junto a la sala de autopsias para aprovechar el mismo equipo de aire acondicionado --- Salí al estacionamiento, el Fiat 600 se veía sucio y necesitaba un cambio de aceite, cruce la Avenida Arenales en dirección al grifo de la Avenida Arequipa, entregue el carro para su lavado, engrase y cambio de aceite.
Hasta el momento había sido un Viernes de miércoles, no tenia nada que hacer... pensé que el cine seria una solución, necesitaba ver la cartelera para elegir la película.
- ¿Puede prestarme un diario? Pregunte a la cajera.
- No tengo ninguno, lo siento. Fue su amable respuesta.
- Yo tengo “El Comercio”... ¿Lo quieres? Dijo una cliente, sentada en la sala de espera.
- ¡Gracias! Le dije, mientras me sentaba en la silla junto a ella, tome el periódico y lo abrí en la pagina de los cines.
- ¿Estas buscando una película?
- Anda ha ver “Can Can” con Frank Sinatra, Shirley MacLaine y Maurice Chevalier, la están pasando en el Alcazar. Me comento amablemente, yo diría casi insinuante.
La observe con disimulo, blanca en los veintes, bien formada... dos brazos, dos piernas, dos senos... me parecía atractiva --- ahora que ha esta altura del partido cualquier mujer me hubiera parecido hermosa, claro que como hubiera dicho Esopo... las uvas estaban verdes.
Conversamos de cosas intrascendentales y sin mucha vehemencia, el cine, las playas de Lima y Miraflores, que en el León Dormido se bañaban calatos, que Pucusana estaba cada vez más sucia... pero Naplo era cada vez mejor.
Se acerco el administrador para decirle a la infrascrita, que su carro no estaría listo hasta mañana, porque necesitaban partes de la Avenida Iquitos --- esto maduraba ligeramente las uvas.
- Te llevo donde quieras. Le ofrecí gentil.
- No quiero malograr tus planes y el cine no me apetece. Me dijo coqueta.
- A una mujer como tu --- no se le lleva al cine.
- ¿Qué te apetece? Insinuante.
- ¿A donde se lleva a una mujer como yo?
- Si te lo digo, te sentirías ofendida.
- Entonces... No me lo digas --- pero llevame.
Doble por Javier Prado, el Fiat parecía saber donde íbamos... había recorrido tantas veces el camino que podía soltar el timón y siempre terminaríamos en el kilómetro cinco y medio de la carretera a Chosica, entramos a unos de los Moteles de dos horas.
No hubo tragos, ni bailes, ni calentamiento previo... simplemente ella empezó a desvestirme y yo le quite el vestido, la despoje del sostén y bese sus pechos erguidos como que buscaban guerra, ella empezó a ronronear como gatita techerá, después le bese los labios y también le bese la oreja, ella me beso mis partes... y yo le babosee las suyas; nuestras vestimentas eran un montón de ropa ajada, olvidadas en el suelo y la cama de dos plazas nos parecía pequeña.
Creo que cuando Dios dijo “Que salgan las mujeres gritonas”, ella agarro su bandera y marcho al frente, en mis orgías no la ha ganado nadie, repetimos el plato un par de veces y a su insistencia, trabajosamente terminamos el tercero.
Luego bañados y vestidos, la deje en el Parque Salazar, como la cosa me había gustado... le pregunte.
- ¿Donde te busco el Lunes?
- ¡No!... este lunes no puedo... Me caso el Domingo. Sonaba seria.
- No te creo... ¿Donde esta el novio?
- Sus amigos le hicieron una despedida de Soltero... con prostitutas.
- ¡Tu me hiciste la mía!
- Y a todo esto.... ¿Como te llamas?
- Arturo. Le dije.
Yo no le pregunte su nombre. ¿Para que? Si me iba a mentir de todas maneras.
Vaya usted a creer en las mujeres.
♪♪Blanca y radiante va la novia,
le sigue atrás un novio amante,
y que al unir sus corazones,
harán morir mis ilusiones.♪♪
Bolero cursi de los 60’s
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