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( o crónica de una certeza vitalicia…)












Es provisorio mi epitafio,
quedan líneas en blanco
que alguien podrá llenar más tarde;
son cifras de otra vida, no de muerte,
son una partida futura de nacimiento.


Eugenio Montejo.












cubierta por la furia del relámpago
con el paso cadencioso de los oráculos

con mis venas fecundas de auroras boreales

y mis pezones iracundos
anhelando tus huellas digitales


-así me recordarás-


en cada pálpito de tu piel estremecida
en los oníricos anhelos de tu cuerpo


(que

-me-

invoca )


en cada roce donde te pierdes


buscando la tibieza de mi mítica lengua…

-que reinventó en tu boca-

la palabra deseo…


-así me añorarás-


exudando ésta lujuria milenaria


(mi
santo
y
seña…)



avasallando a mí paso voluntades

con el inefable susurro


( de mi canto de sirena…)


ama y soberana


( de
los
temblores
que
se
fuganban
de
tus
poros)

en un aria salvaje que va desmembrando
lentamente…

el rocío de tu cuerpo

en tus ansias furibundas de fundirte
en la fragua voraz de mis caderas….


-así me anhelarás-

en el clamor de tu entraña tibia

(que sólo se sabe viva en mis dedos…)

en el ansia de tu sexo

-que me dibuja-

desvariando en la promesa de mi cuerpo
con un trazo sigiloso

(que deletrea mi nombre en la penumbra)

de una bruma que me sabe ya ausente…


-así me recordarás-


con la mirada preñada de francos acentos

bordada de centellas febriles
inmolándome en tu cuerpo

plétora de caricias temerarias

que se vertían hilarantes
en tus poros…

(sin más dobleces que los silencios)

que rompían el frenesí de tu cuerpo
ante el paso magistral de mis manos…


-así me añorarás-


devota… inmersa en las profecías

(que

tu

cuerpo

desvariaba)

sumisa en tu reflejo tatuado
en los cáusticos ámbares de mi ojos

silenciando los fantasmas de tu pecho
con el arcano credo de mi labios…


mientras tu vientre…


-craquelado de sed-

clamaba por ensamblarse
a mi sexo…



y cuando ya no te queden

ni recuerdos…
ni añoranzas

ni anhelos…


(cuando
ya
el
vacío
que
alimentas
con
tanta
devoción…)

te haya consumido los latidos

las intenciones
las promesas

(y los tuétanos… )



en el último susurro de tu piel
que se difumina en el ahogo
de todo lo perdido


en los nonatos segundos

(que desperdiciaste…)


-apostándole-
a la lejanía…





-me sentirás-





como el vaho silente
que te sonríe entre las sombras...






mientras de tus escombros
y cenizas…






-por edicto mayor-






( yo haré nacer pétalos…)







...







( silente )







.a carlos e.







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http://www.predicado.com/leer/articulo/174670.html



.febrero 2005.


.lola durand.


(agripina_la_mayor)





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