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A pesar del dolor siguió trepando. De adolescentes siempre escalaban con Gabriel la escarpada pared de piedra hasta la gruta que la coronaba. Desde ese lugar privilegiado podían ver, como en una pintura, las casitas y los olivares, más allá las quintas y los trigales. Imaginaban ser aviadores, extraterrestres, paracaidistas. Soñaban juntos.

Hoy la situación era otra.

Gabriel desapareció cuando tenía 16 años, salió una madrugada de su casa y nunca regresó. Los baqueanos y la gente del pueblo lo buscaron por días; sus padres, toda la vida..

Antes de cumplirse el año de la desaparición de Gabriel, el padre de Aníbal lo envió a vivir con la tía Margarita y él tampoco regresó. Ahora el padre había muerto hacía un par de meses y él tuvo que volver para arreglar unos trámites de la finca familiar, era su único heredero.

En el pueblo nadie lo reconoció de primer momento, ni él a ellos. A Sebastián sí, estaba igual que cuando lo despidió lloroso en la vieja terminal.

Se fundieron en un apretado abrazo dónde no faltó la emoción y el nudo en la garganta. Luego vinieron los vinos en el Bar de los Aroldos y el encuentro con los otros amigos; el intercambio de historias y un brindis o muchos por aquel Gabriel de mirada atormentada que un día tomó la decisión de irse. .

Por la mañana fue del viejo escribano, firmó los papeles que ya estaban listos y luego a la casa de Sebastián a almorzar con él y su familia. Allí pasó el resto de la tarde y, allí también surgió la idea de escalar el peligroso paredón hasta la cueva.

Sebastián; flaco, pelirrojo, alegre y despreocupado como siempre, lo único diferente eran la mujer y los seis hijos que lo miraban con adoración.

Ahora Sebastián estaba destrozado al pie de la ladera. La caída desde más de cincuenta metros había dejado su cuerpo estampado sobre una roca, formando una extraña y rojiza mancha.

El enorme pájaro volvió a atacarlo, se aferró a la piedra en un afán de que el latigazo de dolor no le obligara a soltarse, tenía que esforzarse en intentar llegar a la cueva, allí el pájaro no entraría, allí estaría a salvo. No quería pensar en lo que estaba ocurriendo, no era lógico, no era humano. Otro tramo más, sabía que estaba cerca.

Gabriel estaba en su mente, Gabriel que un día se había ido sin decir dónde; él era el único que sabía el motivo, pero calló. Pasaron meses en que acuciado por la fiebre y las pesadillas gritaba su nombre, hasta que su padre también supo el porqué de la huída de Gabriel y fue por eso que lo alejó, enviándolo de la tía Margarita.

El pájaro ahora le picoteaba la espalda - me va a perforar - pensó – me está matando - como lo mató primero a Sebastián haciéndolo caer aterrado, incrédulo, seguramente pensando en esos niños que esperarían su regreso en vano y él imposibilitado en ayudarlo, preocupado por sostenerse sobre el vacío, viendo como el pájaro le arrancaba los ojos a Sebastián.

Gabriel había sido su primer amor. Allí en la cueva se habían entregado primero con timidez, luego con loca pasión; dos muchachos con todas las hormonas en ebullición.

Pero Gabriel se había ido. Gabriel apasionado, celoso, desesperado. Gabriel que había huido prometiendo volver a buscarlo, exigiéndole que lo esperara y él olvidando su juramento en otros brazos, los de otros gabrieles que se cruzaron en su vida, incluso en los de Sebastián.

El pájaro atacó otra vez, sentía que su columna se quebraba bajo los picotazos. Debía esforzarse un poco más. Un poco más y se salvaría.

Alcanzó a vislumbrar el último recodo. Aunque el dolor era insoportable sintió esperanzas, saldría de ese horror. El pájaro había desaparecido. Un esfuerzo más.

Sus manos se aferraron a la cornisa y comenzó a elevarse trabajosamente, no sentía las piernas.

Asomó primero su cabeza, ahí estaba la entrada a la gruta y en la entrada estaba el pájaro esperándolo. El pájaro con sus malignos ojos fijos en él, esos ojos que él tanto conocía, los ojos de Gabriel que había regresado a cumplir su promesa.

Texto agregado el 05-12-2007, y leído por 124 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
26-12-2007 Se me confunden un poco los personajes. Buena historia. Flop
 
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