Tengo el mal de los latidos
y lo trato con adicciones.
Pútridas curas acuden a mi llamado
opacando al tambor con aurículas
con sus acoples negros.
Existen más remedios
para mi ser de vida infesto,
esos que borran el recuerdo
y atiesan el cuerpo.
Intravenosas de navajas
que broten geysers carmesí,
como espesas corrientes pegajosas
para navegar hasta el otro lado.
Un comprimido de plomo
administrado por la sien,
que derribe mi cabeza
y decore la pared.
Pero deberé de bastarme,
deberé de hacerlo
con seguir conectado
a una vida artificial.
Texto agregado el 05-12-2007, y leído por 95
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Lectores Opinan
22-03-2008
'Tengo el mal de los latidos'..ja! q linda manera de decirlo.. Mildemonios
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