¡Cenizas!, solo quiero cenizas,
hallaré la paz solo en cenizas,
flotar disuelto en el viento
hasta igualar mi mente dispersa.
¡Polvo!, ¡que el cosmos vuelva al polvo!
de todo que haya fragmentos,
ni casas, ni calles, ni tiempo,
solo jinetes en el firmamento.
Que se consuman mis sesos,
no más torbellinos,
no más pensamientos,
quiero ser piedra, sin sentimientos.
Que pare el tormento,
que no hayan más gritos,
que acabe el consuelo de feto,
las gotas saladas del vacío.
¡Maldigo a la rosa!,
a las espinas de ser poeta,
a las letras en mi lengua
ahorcada por la corbata.
Que lleguen las cenizas,
que se alojen en mi garganta,
que llenen mis entrañas
y la anorexia de mi alma.
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