Cuando nos hagamos viejos
Como el roble que en la altura
Guarda unas hojas marchitas
Que el viento, triste arrulla,
Y veamos ,como ellas, la lejana hermosura
De aquellos días perdidos
Cuando daban la penumbra
Sin dejar pasar el rayo
De ese sol que ya no alumbra.

Cuando seamos como el tronco
Que se alza en silencio
Con las ramas desplegadas
Como si abrazara el cielo
Y guardemos como el guarda
Huella que no borra el tiempo
Como esos dos corazones
Que enlazados en su cuerpo
Dan la fe que nunca dan
La palabra y el juramento.

Cuando llevemos la historia
Que solo llevan las piedras
Que nos muestre el camino
De nuestro andar por la tierra
Y que podamos recordar
Como solo ellas recuerdan
Cada gruta, cada valle
Que el río les enseña
Desde la rápida fuente
Hasta el mar de aguas serenas.

Cuando seamos como el río
Alma de la fuente fría
Que escapa rápido de ella
Para dar vida a la encina
Al pino, al roble y al nogal,
A la hierba y ala viña,
Que corre por la montaña
Rebosante de alegría
Y que corre por la noche
Como corre por el día













Mas al correr los valles
Saben que allí termina
Aquel pasado alegre
Y aquella fuerza divina
Pero seguirá avanzando
Con el alma dolorida
Sabiendo que su montaña
Se torna ya colina,
Pero seguirá corriendo
Para dar al mar la vida.

Cuando seamos pues tan viejos
Que muramos mas deprisa
Y marchemos mas despacio
Volvamos atrás la vista
Y veamos lo que hicimos
En nuestra infancia infinita
Y de nuestro primer amor
Leamos las poesías
Mientras unimos nuestras manos
Y huimos como las golondrinas.