¿Por qué dejas tan rígido mi cabello cuando lo trenzas madre?, le preguntaba cada mañana Gabriela a su madre, estando ya vestida, con sus calcetas blancas y su pollera gris.- Para que no te acalore el pelo en la frente y el viento no te despeine.

Gabriela cuando avanzaba una cuadra de su casa, bajaba sus calcetas, subía su pollera, soltaba sus trenzas, dejando a evidencia un brillo precioso en su cabello, el viento le levantaba el tableado de su pollera y caminaba desinhibida, masticando un pedazo de marraqueta, mientras todos los jóvenes del barrio se sentaban a contemplarla… ella caminaba libre… con sus trenzas desarmadas.