Es extrañísimo como después de que alguien te lanza palabras que te descascaran el alma, el amor, confianza y suspiros se deslavan hasta hacerte nada. Duelen constante como lluvia embravecida, como aire violento haciendo jirones tu confianza.
La gente escéptica en pasiones dirá que es una exageración,
Pero mi corazón es más chico hoy…
Se encogió de toda el agua que lloró
Está pálido de todo el día estar en dolor.
Está triste y arrinconado
temeroso de otra vez ser atacado.
Él no entiende de razones, sólo es un pequeño que siente…
Y siente mucho no haber podido evitarlo,
Porque en su afán de ser notado,
saltó desde su terraza con un cuchillo en busca de aventura.
Recurrió a un viejo querer, pero éste que nunca ha podido de sus propias heridas sanar, enojado lo recibió y con su misma cuchilla lo atacó.
Quedó moribundo, más no desfalleció y después de un tiempo, la alegría recobró.
Con un poco de miedo aún, pensó que tenía que hacer vibrar todos los músculos y poner su sangre a bombear.
Se puso a trabajar muy duro, a correr, a saltar, hasta dejó de fumar y con una nueva disposición decidió que nunca más por nadie se dejaría arrollar.
Salió con sus amigos, que presa de sus propias arritmias, a la gente agredían e iban por la calle desdeñando al contento.
Corazón sabía que esta sería una historia diferente, se fue y en sus mini infartos los dejó.
Seguro de su nuevo latir, decidió encarar como héroe a todos los que alguna vez de ritmo lo habían hecho cambiar en su andar.
Buscó a papá corazón y le habló de que siendo muy chiquito, quizá un poco lo descuidó. Lloró. Pero papá corazón lo acogió a su vez muy dentro de su corazón y lo abrigó.
Luego dijo a mamá corazón que quizá lo apretó demasiado y un poco lastimado lo dejó. Lloró y mamá corazón explicó que de tanto amor ni cuenta se dio, lo arrulló, lo besó y sanó.
Corazón salió renovado, le dijo la verdad a todo mundo y contrariamente a lo que había pensado, entre más decía la verdad, todos más se acercaban, entre más exponía su desacuerdo, más lo cuidaban.
De pronto, se apareció ese viejo querer, lo abordó y le dijo que ya lo había lastimado, pero que victorioso había resultado y le pidió que le devolviera los sueños azucarados que una vez le había robado.
Esta vez corazón ya no buscaba aventuras y no llevaba su cuchilla, pero su viejo querer saco de las armas, la peor y más mortífera y le gritó que estaba loco, que nunca había sido querido, que era un ser desprotegido, que las ilusiones no son robadas cuando a nadie le importan, que a corazón, él y todos sólo lo buscaban porque el amor regalaba… y con cada una de estas heridas, cada vez más y más se desangraba, hilillos de dolor como serpientes entre mis dedos se deslizaban, mientras como espectador inútil, corazón era nuevamente atacado y esta vez, esta vez el final no sería igual.
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