Buscando entre mis libros y recuerdos
sólo para hallar una antigua fotografía
encontré algo de aquellos días: tu cuaderno.
Tu cuaderno de Historia y Geografía.
En las primeras hojas, una mapamundi desplegado,
azules los siete mares bañando los continentes,
cada país con su nombre y cuidadosamente coloreado
de los océanos, nítidas sus frías o cálidas corrientes.
Según avanzaba en tus apuntes e ilustraciones,
vinieron a mi recuerdo nuestros días de escuela,
y no supe explicarme qué hacían allí esas ecuaciones
ni tampoco aquellos serios apuntes sobre la viruela.
Pero también recordé que tú me querías
y que yo te quería, y que por eso me regalaste
a fin de año, tu cuaderno de Historia y Geografía.
Una gran emoción me pedía ir a la última hoja
pero según avanzaba, re-descubría tus emociones...
un poema inconcluso, el texto de tus canciones,
una luna llena y una rosa marchita que se deshoja.
Qué bello dibujabas, en ello te desahogabas,
ilustrando en tu cuaderno el sentir de una poesía
y en ella, en sus líneas, yo te sentía y hallaba
y así de la juventud escolar, pasaron nuestros días.
Pero no pude esperar más, y en la última
página estaba tu pequeño y amado poema que
me regalaste para la ocasión:
Preséntame a tu padre en el Olimpo
y déjame vivir en tus sueños
cobíjame en tu música
Enciérrame entre las notas de tu piano
píntame el rostro de colores
y ponme un cintillo en la frente
para que todos sepan de qué tiempo vengo
(ven y re-comencemos).
*Lo que está en negritas, realmente lo escribió mi ex-hippie-novia. |