La noche está tinta.

Está ausencia y delirio.

Está fría y oscura.

Está diáfana y fragante.

Está bandurrias y textos.


La noche esta tinta.
Tan tinta como los labios que pregonan esto.
Tan tinta como la tinta embarnizada de tintura. De tritura. De tortura.

Tintamente forrada de lino y pergamino.
Tintamente infinita de lo finito de mi mente.
Tinta
Roja
Y
Negra.

Tinta almacenada en las entrañas absortas de tanta tinta. De años. De polillas. De hierbas y otras tintas.

La noche esta Tinta y desenvuelve la tinta configurada en la sinapsis.
Sinapsis cansada de tanta tinta.
Debe reembolsar las palabras para mancharlas de azul violeta.

Tinta descuartizada y violada por otras tintas infames de la vida.
De los recorridos.
Del sur,
del norte.

De lo tinto de la existencia
que se vuelve tinta derramada en papel y teclado.

De puro tabaco tinto y desenfrenado.
De puro vino tinto y bebidamente tinto.

Y ando de tintas y a tientas devorando mi presente.
A tientas camino por tu escalera miope de tintas.
Y recorro e imagino las tintas de tus telas entintadas y tentadas por tintas.