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Inicio / Cuenteros Locales / Catalina_ortuzar / Confesiones de Madame Jeannette- Diario de Catalina Ortuzar

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Octubre 21 1895

Es tarde y acabo de llegar de lo de Madame Jeannette.


La he pasado genial, hemos hablado cantidades y he conocido mas de su vida: Se caso a los 17 con Don Ignacio Herrera, de 45, del cual estaba profundamente enamorada ("Jajaja, entiendo tu obsesión por Subercaseaux, estuve en tus zapatos también. Ignacio fue mi obsesión desde los 15, y al final, termine siendo su mujer!"- Me dijo), 6 años duro su felicidad, el caballero murió de un infarto y dejo a la pobre de lo mas sola (ya que su madre murió poco después de su matrimonio y su padre cuando solo contaba con 3 años).


Vive Sola, con su ama de llaves, Angélica y su empleada Belén, la cual tiene una pequeña hijita llamada Candelaria, a la que Jeannette mima y cuida como hija propia .

-¿No es linda ella?, se llama Candelaria y es hija de la Belén...es la hija que nunca tuve - Me dijo bajando la mirada y viendo con dulzura a la pequeña jugar con las muñecas en el piso


-Pero eres joven aun, te queda mucho tiempo para conocer a alguien y ser madre

Subió la mirada y me miro con los ojos brillantes, camino hacia el sillón, se sentó y me dijo:

-Ojalas fuese así de fácil Catita, pero no. Yo no puedo tener hijos y te diré por que. Escúchame atentamente, que esto te podría pasar a ti también

Me senté muerta de expectacion a escuchar que me tenia que decir ,lo cual se notaba al instante que seria una triste historia, ya que el semblante de mi amiga se había vuelto lúgubre ..

"Fue en 1882. Tenia 15 años y vivía en el Cerro Concepción con mi madre. Solía ir todos los días después de la escuela al muelle .Me sentaba ahí por horas viendo a los barcos llegar, el movimiento constante del puerto y la gente que pululaba en el lugar. Sacaba mi block de notas y los dibujaba, ese era mi entretenimiento de adolescencia...

Hasta que llego un barco desde España, el "Isabel la Católica", majestuosa nave que traía mi dicha y desgracia, un Vasco llamado Miguel.

Jamás en mi vida había visto a un hombre tan perfecto: alto, de cuerpo bien formado, rubio como la miel y de ojos verdes eléctrico. Me enamore perdidamente de el y lo perseguí frenéticamente hasta que se dio cuenta de mi existencia. Me sonreía y me hablaba con su irresistible acento, diciéndome que era muy linda, pero muy niña para el, que lo buscase en un par de años mas, que el volvería y se acordaría de mi. Con los ánimos medios desechos por aquel rechazo, seguí igual adelante con mis planes de conquistarlo, yo solo quería un beso...un beso y que me estrujara el cuerpo con aquellos brazos.

Fui persistente en mi lucha contra su prejuicio de edad (el tenia 30 y tantos y yo solo 15 años), llegue a tanto que me fui a meter hasta la pieza de la residencial en donde el hospedaba. Golpee la puerta despacito, y al abrirla, la sorpresa en sus ojos fue mayúscula, al ver a aquella tímida niña, con las mejillas arreboladas llamando a su puerta.

-Y tu que haces aquí?

-Lo he venido a ver, lo siento si lo he incomodado..

Me miro con curiosidad y al verme tan emocionada por su presencia, me hizo pasar. Me ofreció ron, el cual tome para no quedar como cría, me senté en su cama y el se sentó en una silla, al lado de una mesa, desde donde me miraba fijamente, sin pronunciar palabra, mientras yo hacia un esfuerzo sobrehumano para no hacer arcadas por el licor.

Su mirada me causaba cosquillas en todo el cuerpo y me tenia sumisa, mirando el piso, el vaso con ron y cualquier otra cosa que no fuese el.

De repente dejo el vaso en la mesa, se paro lentamente, se acerco a la cama y se sentó a mi lado Su respiración era lenta y fuerte y cada vez estaba más cerca mío.

Ahí comprendí lo que pasaría, incluso antes de que el empezase a desabrocharme el vestido. Fue todo rápido y brutal. Me castañeaban los dientes con cada embestida, me afirmaba de el, desgarrándole la espalda con las uñas y apretando los muslos contra su cintura. Termino y cayo rendido arriba mío, mientras yo, con la mirada perdida en el ensueño del momento, miraba hacia el techo, sintiendo su agitada respiración bajar las revoluciones.

Después de un rato, al ver las sabanas ensangrentadas, volvió a dirigirme la palabra, solo para decirme:

-Vaya! eras "nuevita", ahora me recordaras por el resto de tu vida.

(Y como tuvo razón el desgraciado...jamás lo olvidare....jamás)


Lo odie por eso, lo mire con sorpresa y amargura, me vestí en silencio y salí de aquella pieza impregnada en ron. Camine por las calles que separaban mi casa de aquella pensión con una extraña sensación, entre extasiada y usada, con una melancólica sonrisa en los labios, que perduro aun cuando entre a bañarme, para sacarme su sudor y la sangre seca del cuerpo.

Aun odiándolo por como se había comportado conmigo, seguí volviendo a su pieza. Fueron 2 meses de intensa lujuria y perdición para mi, siempre era lo mismo, apenas me hablaba...solo me usaba para saciar sus ansias, pero yo, me entregaba en cuerpo y alma a el. Era mi primer amor, mi primer hombre, mi primera perdición, y a el no le importaba

Hasta que llego aquel infame día, en el que me entere que estaba encinta. Me confundí, no supe si estar feliz o aterrada con la noticia. Que diría Miguel?, Estaría emocionado al respecto? Mi madre!, La escuela!..La gente...

Me hice de ánimos para confesárselo, lo espere en las escaleras del muelle, hacia frío, mucho frío y el se demoro mas de lo de costumbre en salir de su trabajo. Caminamos en silencio hacia su residencial y al subir las escaleras que nos llevarían a su cuarto , abrí la boca :

-Miguel...estoy encinta, tendré a tu hijo.

Se dio vuelta lentamente, me miro con cara de horror y me dijo:

-No...Tu no tendrás nada, ahí veremos como solucionar este error.

Me apreté la pollera, me mordí el labio y las lágrimas empezaron a caer lentamente. Le dije con la voz quebrada:

-Pero como Miguel? ya esta aquí y...

-Te dije que tiene solución, haré algunas averiguaciones mañana en el trabajo....vas a pasar?


Lo mire sorprendida y boquiabierta por la frialdad de su actuar, di la media vuelta y me fui sin pronunciar palabra. Al llegar a casa, me encerré en mi cuarto y agarrándome el vientre, llore a todo pulmón. Estaba destruida, sola y asustada. No lo vi en los siguientes 3 días, hasta que me lo tope a la salida de la escuela

-Vamos, ya encontré a alguien que nos va a sacar del problema

Me tomo del brazo y con una docilidad que ahora me causa rabia -debí haberme revelado contra el- camine hacia donde me cercenarían la vida. Llegamos a una humilde casa en el cerro Alegre en donde nos atendió una señora de edad de aspecto bastante descuidado.

-Esta es la niñita?- Le pregunto a Miguel sin siquiera saludarme

-Si, es ella, haga lo que pactamos, el dinero ya se lo di. Yo la espero acá afuera


Camine detrás de la señora, como ovejita al matadero. Me saque el vestido , quede solo en camisola, me acosté en la mesa, me dio algo de éter en un pañuelo y ahí parte de mi murió. Desperté un rato después en una cama desconocida, con Miguel al lado mío cuidándome. Ese fue su ultimo acto de redención conmigo, después de ese día desapareció de mi vida para siempre.

Llegue a casas media dormida y con calambres horribles en el vientre. Esa noche fue un infierno, sangre, entrañas, sudor y miedo. Al otro día no se como me las arregle para ir a la escuela, me vestí aun adolorida a morir, tome mi desayuno, mi madre -la cual fue un alma en pena desde la muerte de mi padre- apenas se percato de mi estado, solo noto la palidez de mi cara , las ojeras y me dijo:

-Este verano trata de tomar algo de sol, cada día estas mas pálida.

Salí de la casa, camine unas cuadras y me desmaye. Desperté en un lugar desconocido, bello y elegante y al lado mio, mirándome estaba un caballero pulcramente vestido el cual mostraba profunda preocupación por mi. Ese hombre era Ignacio Herrera, el que se convertiría en mi marido un par de años después. Me cuido y mando a llamar a su doctor de cabecera. El diagnostico fue lapidario: Infección severa en el útero. Se me tuvo que internar en el hospital y tuve que rogarle entre lágrimas al doctor que no le dijese el verdadero motivo de mi internacion a mi Madre. Se le dijo que era apendicitis y el secreto del aborto quedo entre Ignacio, el doctor y yo. Me tomo mucho tiempo recuperarme de la operación y del trauma de enterarme que jamás seria madre, pero pude salir adelante gracias a Ignacio, el cual se convirtió en mi amigo, confidente y amante.



Yo estaba estupefacta y profundamente conmovida con la historia de Jeannette. Me acerque a ella, le tome las manos y la mire con comprensión.

-Gracias por confiarme tu historia, gracias por aconsejarme...gracias gracias gracias amiga!

-Gracias a ti Catalina por escucharme, tu eres la única, aparte de mi fallecido esposo que sabe esta historia .No es fácil hablar de esto, pero si le sirve a alguien para no arruinarse la vida como yo lo hice con la mía...Cuando llegue el momento se la contare a Candelaria también.

Tenia la voz quebrada y los ojos llorosos. La abracé y deje que llorara un buen rato en mi hombro, porque a veces, el llorar solo no sirve y la mejor forma de desahogarse es llorar en un hombro amigo.



Octubre 26 1895

Aun me pesa el testimonio de Jeannette, por eso he tomado precauciones extras con Alfredo. Nos las hemos ingeniado para amarnos en la pieza de su residencial, ya que las sucesivas idas al pajar de la Población Vergara nos han dejado miles de picadas de pulga las cuales ya nos tenían enfermos. Gracias a sus compañeros de residencial (los cuales distraen al portero) entro como un rayo a su pieza, en donde me preparo con las cosas que me paso Jeannette, y de paso me saco la ropa para estar lista a lo que Alfredo entre.



La pasamos tan bien juntos! nos hacemos cosquillas desnudos, nos miramos al espejo y probamos nuevas técnicas amatorias. Jugamos al "imitar la acción" con las fotos picaronas que tenemos e imitamos lo que los modelos hacen en las fotos. Nos hacemos feliz el uno al otro y ambos estamos satisfechos sexualmente (tan bien nos ha hecho nuestro amor que Alfredo ha mejorado sus técnicas de piano y Cello de una manera impresionante, una tarde, en el teatro Victoria, estábamos mis padres , Harthan y yo viendo maravillados como Alfredo tocaba el piano, con tanta pasión. Harthan le decía a mi padre "Este muchacho es buenísimo, hará una carrera fenomenal aquí y en el extranjero, te lo doy firmado")



Estoy feliz, en las nubes, en éxtasis, comprometida y enamorada. Como me vuelve loca cuando Alfredo termina de tocar y me busca entre el publico para cerrarme un ojo, señal de que me esperara tras bastidores para amarnos en su camarín, a la rapidita y escondidos!.

Texto agregado el 01-12-2007, y leído por 83 visitantes. (0 votos)


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