A veces me veo
porque mi nombre existe
y gigantes eternamente tristes
abrigan con alambres
mi cuerpo antiguo.
Con la muerte
las voces cimbran
en la oscuridad imaginaria.
Del infierno
creo conocer la noche.
Tal vez el papel
cubriéndose de blanco
es semejante
a una vereda sin historias
Nunca bebí agua en los jardines
abajo, siempre abajo
arrastrando mis alas por el barro
mordisqueada por murciélagos
asustados de mi sangre.
A veces me veo
cuando mi nombre existe...
Texto agregado el 30-03-2004, y leído por 287
visitantes. (4 votos)
creo que alguna vez te dije que yo no era muy adepto a la poesía; pero tú me estás haciendo cambiar de opinión. Excelente. Felicitaciones. oecheverry
30-03-2004
Esto es bellísimo, Nikita, de colección. El principio reiterado al final posee la certeza de la identidad en esa cosa tan ambigua que es el nombre. Excelente, un besazo! blanquita
30-03-2004
Al final uno no se llama, lo llaman, porque nos impusieron un nombre, sino no existirian los seudónimos deibos
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