La tercera parte...........
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Capítulo III
Hermione caminaba por tercera vez en el día a través de las mazmorras. El aire húmero y rancio la hicieron estornudar más de una vez. Finalmente, divisó al final del pasillo la tenue antorcha que iluminaba la entrada al despacho del profesor Snape.
Se acercó con cautela, y con el mismo titubeo volvió a tocar la puerta. Se alejó de ella como si fuera a ser derribada por alguien, y escuchó atentamente.
Unos pasos cansados se escucharon nuevamente, y tras unos segundos, el quejido de la puerta se escuchó. Apareció entonces el pálido rostro del profesor de pociones, cuyos rasgos endurecidos y enjutos no denotaron la mínima emoción.
- ¿De nuevo?- preguntó sin cortesía, asiendo el picaporte de la puerta con su mano, cuya blanca piel contrastaba con su largo y negro cabello.
- Yo… he venido a preguntarle nuevamente sobre la poción…- dijo la chica con timidez, sintiendo que todo el entusiasmo acumulado y el valor que había reunido se desvanecían en un instante.
- Dije que no iba a explicarlo…- dijo Snape mordiendo las palabras.
- Lo siento profesor, pero creo que es el deber de alguien como usted el despejar las dudas de sus alumnos…- dijo Hermione, temerosa por su atrevimiento pero sin demostrarlo, desafiándolo y manteniendo su mirada. Snape tomó aire, y ella se esperó lo peor. Cincuenta puntos menos para Gryffindor era lo que ganaría con su osadía.
- No te irás hasta resolver tu duda, ¿verdad?- dijo Snape para asombro de ella.
- N…No…- contestó Hermione tartamudeando un poco.
- Lo supuse. Sinceramente, me habría decepcionado mucho de ti. Pasa…- dijo entonces el profesor de pociones abriendo la puerta para que ella pasara. Hermione dio unos pasos inseguros, todavía sin poder creer lo que había escuchado.
“Vaya, después de todo, si es alguien que se dedica a lo suyo. Está dispuesto a enseñar a sus alumnos si hay alguien que se esfuerza lo suficiente. Probablemente tenemos una muy mala impresión de él, solo por el hecho de que es estricto con nosotros… y de que es el jefe de la casa de Slytherin…”, la mente de Hermione trataba de encontrarle sentido a la situación.
El despacho de Snape era amplio. Había varios artefactos que nunca había visto, y muchos otros que solo había visto en libros. El gusto de Snape por las artes oscuras se demostraba en algunos objetos un tanto siniestros que destacaban entre los demás.
- Son completamente inofensivos…- dijo el profesor al ver que Hermione los miraba con desconfianza.
- ¿Para que sirven?- dijo ella preguntando como si fuera lo más normal, olvidando por un momento que hablaba con el profesor Snape.
- Es magia avanzada. Suelen usarse como protección en lugares amplios. Cuando lo utilizas, funciona como un gran escudo invisible que deja salir hechizos, pero los que intentan entrar rebotan…-
- Entiendo- dijo fascinada, acercándose para verlos con detenimiento.
- Son bastante delicados…- dijo Snape, haciendo que ella se alejara avergonzada.
- Yo… lo siento…-
- No importa… ¿resolvemos su pregunta entonces, señorita Granger?-
Solo entonces Hermione recordó que hablaba con el profesor Snape. Pero actuaba tan diferente….
- Si… era sobre…-
- Sobre el efecto revertido en el uso de ingredientes cuando se agregan a la misma poción…- completó Snape con un brillo inusual en sus ojos y un leve movimiento en la comisura de sus labios. Hermione lo miró asombrada. No había sonreído precisamente, pero siendo el profesor Snape, eso podría considerarse como una carcajada.
- Si, esa es la duda…-
Snape se quedó pensando unos momentos, sin quitarle la mirada de encima. Hermione lo miraba a su vez, interesada en lo que aquel hombre estaba a punto de decir. Viéndolo de cierta forma, Snape era interesante y misterioso. Realmente no conocían ni una milésima de su vida.
- Pues verá señorita Granger. Cuando lleve el siguiente curso de pociones, podrá entenderlo a la perfección. Por el momento puedo decirle que los ingredientes reacciones a la poción que se está llevando a cabo. ¿Cómo explicarlo?- se quedó pensativo de nuevo.
Hermione seguía cada uno de sus movimientos, sin perderse una sola palabra. Tras una breve pausa, el profesor continuó.
- Por ejemplo, cuando se está haciendo una poción, puede decirse que ésta tiene, por así decirlo, una vida propia. Desde el momento en que se agrega el primer ingrediente con la intención de hacer cierta poción, comienza la vida de ésta. La “intención” es algo muy importante. Puede que por ahora le parezca irrelevante cuando está haciendo una poción, pero con el tiempo aprenderá que un caldero con agua hirviendo reacciona a lo que usted quiere hacer, junto con la poción que está adentro. Así pues, cuando agrega un ingrediente, hay un efecto en la poción. Cuando se agrega otro, hay otra reacción. Por lo tanto, cuando agrega dos ingredientes que son lo opuesto, si tiene la intención de hacer cierta poción, los efectos no se revertirán… no sé si me di a entender…- concluyó Snape después de una gran explicación.
Hermione lo miraba impactada. Aquel hombre era increíble. Disfrutaba explicando lo que le gustaba hacer, y lo explicaba muy bien. Había entendido a la perfección.
- Entiendo. Es por eso que hay estudiantes malos en pociones, a pesar de que hay una receta y parece imposible no seguir los pasos. Si alguien no está realmente concentrado y no tiene la “intención” de hacer cierta poción, entonces saldrá otra cosa muy diferente…-
- Parece que ha entendido el concepto…-
- Si, y todo gracias a su gran explicación…- dijo Hermione sonrojándose ligeramente. Snape la miró con la misma expresión de siempre, sin demostrar la más mínima emoción.
- ¿Alguna otra pregunta?-
- Este… la verdad es que no…- contestó Hermione, odiándose a sí misma por no tener otra duda.
- Entonces supongo que la veré mañana en clase…-
“Vaya, me está corriendo de su despacho”, pensó Hermione mientras se dirigía a la puerta.
- Por supuesto. Y muchas gracias nuevamente. Siento haber sido una molestia…- dijo saliendo del despacho.
Se volteó y miró a Snape, quien se despidió con la mano.
- Jamás será una molestia…- escuchó que Snape decía justo antes de que la puerta se cerrará.
Con una sonrisa y unos pensamientos un poco confundidos, Hermione se dirigió a la sala común.
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