“…¿por qué me traté de puta antes de este liviano fantaseo frente a un espejo donde evidentemente sigo estando sola y Juan no llega y todo es tan rey de Hungría, mierda?...”
62 modelo para armar – Julio Cortázar


Odio las noches de bocas pastosas y recuerdos quejumbrosos, de esas que uno recuerda poco pero tiene mucho. A veces quisiera que estés aquí para evitarlas, pero es imposible, mi falta de cordura hizo que te marcharas hace ya tanto tiempo… No puedo dejar de pensar en mi boca derramándose contra el perfume sin dueño. ¿Recordarás tu el mío?
¿Qué son tantas palabras guardadas en la cajita de cristal?, ¿preferirías verme otra vez con el pelo mojado, hundido en el mar?, no lo creo, ni yo lo quiero… aunque si desearía que de vez en cuando nos aproximemos a la orilla a ver como la arena se moja con las olas, y las almejas se hunden en ella dejando a su paso pequeños agujeros de aire…o no, mejor no. Mejor te pido que me tomes de la mano y me lleves con vos, a ese lugar del que tanto hablamos en sueños compartidos y que el viento se llevó; como se lleva tu perfume –divino néctar- , tu rostro –ahora de arena ya seca-, tus manos acariciándome –pequeños granitos que se van-, mi boca –ya no más rojo carmesí-, mi pelo –algas, sólo algas-, tu cuerpo –tallado en piedra y coral-, mi cuerpo –de bruma y sal- … hasta hacernos de la nada misma un trozo más.


Lust.


¿Acaso sigo tratándome como una puta, o tan sólo estoy cansada de escucharlo de los demás?, no voy a escribir más... ya se que nadie lo lee...