Las melodiosas palabras que emergen desde adentro,
no logran, aunque anhelen, expresar lo que siento.
Quisiera hilvanar las frases más hermosas,
y envolverlas con cintas de infinitos colores,
y con cada fragmento de este humilde poema,
rendirte mi homenaje de hija agradecida.
Decirte que, aunque a veces no soy lo que tú aguardas,
olvides los defectos y faltas que poseo,
sabiendo que, ante todo, mis fallas y tristezas,
muy por encima de aquello levanto un edificio,
que aguanta temporales, manteniéndose incólume,
que no derrumbarían los más temibles vientos,
que, porque así es la vida, a veces tambalea,
y a menudo los hijos tenemos nuestro mundo.
Más, no logra caerse, ni declinar siquiera.
Por todas esas cosas y más que es imposible
enumerarlas hoy, sin omitir alguna.
Aunque en vano intento rotular lo indefinible,
hoy te hago el regalo de mi más caro amor.
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