Extraños acontecimientos que me hacen sentir estar dentro de una esfera de cristal. Mi mundo es frágil, pero tan bello y fuerte a la vez. Mi vida es un remolino de sueños y pensamientos, inmersos en un pseudocataclismo secundado por mi constante peregrinación hacia lo extremo y lo infinito. Corro en pos de la diferencia, la nota particular. Ágil me elevo entre los edificios buscando alcanzar la verdad… y choco contra infinitos átomos organizados en celdas simétricas. Celdas elementales que se repiten indefinidamente formando una estructura cristalina.
La bóveda que me recubre no es más que mi círculo perfecto… y el golpe que recibo no es menos que la caída hacia la realidad… aquella realidad de la que estoy conciente, segura y altiva. Aterrizo nuevamente en térreas situaciones. Muestras espectaculares de aquello que absorbo y me nutre… me engendra y dinamiza.
Unos días de descanso -reposo total- ayudan a abarrotar el alma de energías. Sentirte amada y respetada puede más que el mundo entero… y como vimos mi mundo puede ser muy pequeño… pero a veces logra ser tan colosal que no hay brazos que lo abarquen; excepto, claro está, tus brazos amor mío, tus brazos.