Al fin y al cabo sola otra vez. Por más que lo intente solo encuentro decepción tras decepción. ¿En quién confiar? Las palabras se las lleva el viento. ¿Para qué creer? Nuestros amigos –y nuestros peores enemigos- son nuestros pensamientos.
Y lo que más me molesta es tener que meterme el orgullo una vez más en la cajita de Pandora, decirte que tenías razón, que no tenía que arriesgar, que vos sabías lo que iba a pasar antes que pasara…y pasó… al fin y al cabo no puedo confiar en nadie más que en vos.
Uff, ¿confiás en mí?, decime que sí, sos lo único que siento verdadero. ¡Qué horrible sensación de vacío me deja todo esto! Saber que quizás estoy más sola de lo que pensaba… que una vez más caigo, y que como tantas otras, es mi culpa… Si tan sólo hubiera escuchado tus palabras, si hubiera hecho caso a lo que me repetías una y otra vez, pero ya ves, no lo hice y aquí estoy en mi cuarto llorando por el desengaño y la traición. La bronca de haberte sentido importante para que te tiraran al pozo del que te sacaron. ¿Lo sabrán?, ¿Sabrán lo que se siente?
¿Para qué me elevaron si ahora me dejan caer? ¿Por qué siento que se cagan en mí y en mi corazón? ¿Por qué se que hace tiempo ese gusto desagradable en la boca era por ellos, y aun así continué?
Y ahora escupo palabras que nunca llegarán a destino. No pasarán ninguna mente, no entrarán en ningún corazón. Palabras que duelen en mi pecho, pero que no sentirán. Lo se porque las ojearan –si tengo mucha suerte-, y las dejarán pasar; no duele si no lo reconocés como tuyo. Y este dolor es solo mío, y apesta.
Duele ser abandonado, pero aun más duele un día del amigo.



Lust.



Pd: Gracias a dios no se llevaron mis palabras. Ellas nunca me abandonan.