Tiempo al tiempo me dirán aquellos que ven mi alma moverse zigzagueante por el precipicio del dolor.
Tiempo al tiempo diré yo a aquel que espera acechando entre las sombras, ensimismado en mis miedos y mi soledad.
Tiempo al tiempo a mi espíritu doblegándose ante la mirada atónita de espectadores desafiantes.
Aneurisma de razón…
Soplo de corazón…
Necesito saber que es lo que me espera; desearía tener una bola de cristal, saber si mi elección es la correcta, o simplemente voy a caer en el abismo sideral.
Y escuchar las plegarias de los hombres enamorados, y dilucidar cuanto tardaré en reaccionar… tantas cosas que veo y deseo mirar… tantas cosas que pasaron y espero que pasen.
Tantas cosas.
Ahora llegó él y se acerca a mí con sus ojos cansados, y su alma en pena… ¿me reconocerá?
Esto lo escribí hace unos días, tratando de pensar, de tomarme mi tiempo… Él llegó y todo cambio, su mirada llenó cada vacío de mi alma en pena, sus ojos penetraron la corteza de lo que creí un corazón-piedra. Estuvimos, si, estuvimos. Le pedí que me besara, que hiciera mi boca presa de sus embrujos otra vez… tan sólo una vez más… para siempre, por siempre.
Pero nos venció el cansancio, y el amanecer nos descubrió otra vez tapándonos la cara. Mi sonrisa se esfumó una vez más al separar nuestras manos. Él camino por la tierra de la desesperación reconociendo sus errores, prometiendo una vez más cambiar.
No entiendes como es que te hablo así, como es que te digo lo que te digo. Yo no entiendo como no me comprendes… es todo tan difícil a la distancia, y todo tan hermosamente engañoso cuando estamos cerca. Lo sabes, lo se, lo utilizamos…
Estoy cambiando, una vertiginosa corriente -la vorágine total- me lleva, y me dejo llevar…Ahora vida, ¿me reconocerás?
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