Tengo tres amigos. La depresión, la bipolaridad y la felicidad.
Una cabeza loca que me dice “no los dejes” y un corazón desmedido que me grita “ámalos”.
Gracias depresión,
Gracias bipolaridad,
Gracias felicidad.
Sin ustedes no sería nada.
Son los pedestales de mi vida, los hombros para llorar, las lágrimas para compartir, las locuras para crear, las sonrisas para disfrutar…
Tengo tres amigos. La depresión, la bipolaridad y la felicidad.
Tengo la voz del cuento, la mirada celestial.
Tengo la enciclopedia, la meca de mi conocimiento.
Tengo una sonrisa de boca a boca, una dislexia galopante.
Tengo tanto y a veces no soy nada…
Pero ustedes siempre están ahí para despertarme de mi romance, para sacudir la cajita de cristal, para desempolvar los restos…
Son únicos e irrepetibles, aquellos universos que creía imposibles. No hay palabras para describirlos, ni gestos suficientes para demostrarles cuanto los amo.
Son mi brújula, mi guía, mi palabra, mi pensamiento, mi alma, mi amor, mi sentimiento.
Son mi luz, mi camino, mi cariño, mi comprensión, mi voz, mi entendimiento.
Son mis obras de arte, mis libros, mis pinturas, mis ropas, mis tratamientos.
Mi poesía, mi cuento, mi verso.
Mi Julio, mi Carlos, mi Juana.
Los necesito. Siempre los necesito.
Gracias pastillita, gracias zapallo, gracias tontón, gracias biscochito de limón, gracias jazmín, gracias zapatilla, gracias medialuna con dulce de leche, gracias zapatito a lunares, gracias deuterio, gracias rubor, gracias melodía, gracias mi amor, mi vida, mi ilusión…
Tan sólo gracias. Por siempre gracias.
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