Aquella fiesta dio como resultado un hecho inesperado.
El tenía un sentimiento guardado hacia esa linda muchacha.
La ocasión, quizás no era la más indicada, pero para el corazón no existen buenos ni malos momentos.
Ese día todo lo que el llevaba reprimido salió a flote, sin disfraces.
El corazón no filtra las palabras.
No las analiza solo las lanza y siempre llegan a donde deben llegar.
Su sinceridad es única.
Los invitados fueron testigos de cómo nació aquel maravilloso amor.
¡Una vez mas queda comprobado que entre cielo y tierra nada puede quedar oculto!
Texto agregado el 29-11-2007, y leído por 132
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