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Ya han pasado casi cuatro años de aquello que me marcó tanto en esta vida, a pesar de haber perdonado a mi madre, aún no he podido olvidar, ni comprender bien lo ocurrido, hoy con un vídeo, en el que está grabada una sesión psiquiátrica que le hicieron, después que estuvo guardando silencio por una semana, y que yo creo es clave para poder comprender esa tragedia, que a pesar de conocer todo el proceso aún no logró aceptarlo.
Mi tío Carlos me ha entregado este video, cansado ya de tanto que se lo exigí.
Ahora espero por fin poder despejar todas las dudas que me han turbado todo este tiempo, he preferido verlo solo, en una mano llevó el vídeo y en la otra aprieto con fuerza una rosa, que saqué del ramo que llevé hace menos de una hora a la tumba de mi madre.
Ya dispuesto a ver el vídeo, aun mantengo la flor conmigo, la cinta empieza a correr y el latido de mi corazón recorre mi garganta, se extingue saliva, se enfrían mis pies.
El viento cerró bruscamente la única ventana que se hallaba en la habitación y el rostro de mi madre se animó de repente, dibujando una ligera sonrisa en sus labios, que estaban muy lejos de producir ternura, la psiquiatra con manos distraídas ajustaba el lente de la filmadora, que sería testigo de esa sesión.
Mi madre estaba con la mirada fija en la ventana hasta perderse por completo aquella sonrisa, se levantó del diván en el que se encontraba sentada y se acercó hacía la ventana, apretó con fuerza la cortina que la decoraba y casi entre susurros dijo - Él quiere una cortina como esta… tan linda, pero Enrique la quiere blanca, no rosa… - Mientras levantaba la voz, se acercaba a la psicóloga, hasta tenerla frente a frente -…sabe?…él detesta el color rosa – le dijo calándola con la mirada.
Acariciándose las manos decía - recuerdo haber tenido unos mitones rosas que mi abuela me regaló cuando salí embarazada, eran suaves, como mis manos, Enrique siempre dice que mis manos son suaves, le gustan tanto…- frunciendo las cejas mi madre volvió a callar, se quedó otra vez con la mirada fija en aquella ventana protegida con rejas y muy cuidadosamente se dirigió hacia ella.
De pronto el silencio quedó perpetrado en el ambiente por un momento, ya más alerta y al parecer confundida con lo que acababa de escuchar la psiquiatra le preguntó -¿Que pasó con tus mitones rosas?, el silencio cubrió la respuesta - ¿Y dime dónde está tu esposo?- continuaba cuestionando la psiquiatra, ya impaciente.
Mi madre parecía no prestarle la más mínima atención, mientras contorneaba con sus dedos su rostro reflejado en la ventana y comenzó a hablar, pero sin responder a las preguntas - Él siempre quiso pintarme, porque él es pintor y de los buenos - mi madre volvió a sonreír , como si sintiera en aquel preciso instante muy vivo el recuerdo y continuó diciendo -pero yo no quería que me retratara, mi abuela decía que el retrato se llevaba parte de uno, y yo tenía miedo de perder lo poco que me quedaba de alma, él dice que soy tonta al pensar en esas cosas, pero nunca me convenció-
De repente mi madre levantó la voz y en un tono desesperado, con los ojos que parecían dilatarse dijo -…Él vive por sus pinturas, yo siempre estoy en segundo lugar, ni siquiera le importa nuestro hijo- Mi madre continuó pero esta vez con voz quebrada, sentándose en el diván, agotada - Al final él me cambio por esos cuadros… sabe? él se enoja mucho cuando yo no quiero que me pinte, soy muy terca, mi abuela siempre me lo decía- Y con la mirada perdida mi madre continuó -esa terquedad que yo sé me alejó de él -
Empuñando las manos dio un certero golpe en el diván , mientras la psiquiatra observaba detalladamente cada movimiento con mucho interés, pero aún se notaba en su rostro confusión .
Entre tanto mi madre frotaba sus manos, para remediar el dolor que aquel golpe le había ocasionado y estuvo callada frotando cada vez más delicadamente sus manos, y se levantó del diván y empezó a caminar en círculo, entonces susurró - aquellos mitones rosas me los regaló mi abuela, mi abuela decía que me quería mucho, al igual que él-
Mi madre cerró los ojos y empezó a dar vueltas lentas en su mismo lugar, con los brazos abiertos y se sonreía marcando en su rostro una dulzura de niñez, cuando paro continuó hablando -a mi abuela no le gustaba que me diera vueltas, decía que me iba a marear y que era de estúpidas, nunca dejó que hiciera lo que yo quería y Enrique…a él tampoco le gusta, él solo dice que no me soporta, que parezco una tonta, siempre soy una gran idiota para él, tonta…,tonta, siempre me lo dice, pero el dar vueltas me hace sentir viva, en libertad, me siento lejos de todo lo que me molesta , mi abuela , Enrique, la cocina, preparar café y hasta olvido aquellos malditos cuadros- Con la mirada prendida, casi por llorar volvió a sentarse en el diván.
Cuando la distrajo el reloj que daba las 7 pm. Mi madre quedó mirándolo, era antiguo de madera, de esos que tienen un péndulo y dijo - es muy ruidoso ese reloj…sabe? a esta hora él comienza a pintar, pero esta vez no tendré que llevarle el café, quien se lo dará?, le gusta con dos de azúcar - Entonces intervino la psiquiatra diciendo -Y eso te pone muy triste, ¿verdad?-interrumpió la psiquiatra.
Mi madre bajó la mirada y respondió con voz quebrada -Solo un poco-
continuo la psiquiatra. -¿por qué solo un poco?- Y en su rostro pálido se dibujaba el temor, se abrazó sola, con mucha fuerza, estaba con la mirada alerta y retrocedió rápidamente, alejándose de la psiquiatra , golpeándose la espalda con la pared, se sentó en el piso.
Mi madre miraba aterrada a la psiquiatra y empezó a gritar pidiéndole que no se le acercara, el brusco cambio de temperamento que mi madre mostraba, lograba perturbar a la psiquiatra. De pronto en tono suplicante le rogaba - Por favor no me dañes… te prometo que mañana me dejaré pintar- estaba con la mirada desorientada, temblaba y las lágrimas hacían surcos gruesos en su rostro.
Mi madre continuaba suplicando -te juro que nunca más te reclamaré por los mitones… pero por favor no me golpees, ya no daré más vueltas, pero no me dañes - La psiquiatra empezó a hacerle entender que ella no le iba a hacer daño, que por el contrario, la iba a ayudar y se lo repitió una y otra vez hasta colmarla, después de tanta insistencia mi madre parecía calmarse y dejó que la psiquiatra se acercara y la ayudara a levantarse.
Mi madre aun seguía con los ojos llorosos, y temblaba, abrazada por la psiquiatra, en su rostro solo quedaba un poco de tranquilidad, la llevó al diván, la recostó , ya más tranquila después de tomar un vaso de agua, contestó a las preguntas que la psiquiatra con mucha ansiedad le hacía.- ¿Dónde crees que está tu esposo? Y mi madre respondió - Enrique, supongo que en la casa, pintando, parecía estar tan segura de lo que decía, que en aquel momento me convencí de que ella no era la que había matado a mi padre a tan solo una semana de que se filmara aquel vídeo.
A mi madre la arrestaron por haber asesinado a mi padre, ya que hubieron testigos, mi tío Carlos había ido a visitar a mi padre a su departamento, cuando presenció aquella tragedia, yo estaba sufriendo con todo eso, primero tuve que aguantar a todos en mi clase preguntándome que era divorcio, yo sabia que era algo bueno porque ya no veía llorar a mamá, pero sentía pena también porque ya casi no veía a mi padre, ellos evitaban verse , yo veía a mi padre a escondidas al salir del colegio, porque mi mamá me lo había prohibido, mi padre quiso demandarla, quería que me fuera con él, pero recuerdo haberle rogado tanto, para que no lo hiciera, yo no deseaba tener que volver a pasar por todo esa pelea, realmente fue mucho para mis diez años.
La muerte de mi padre casi no la podía comprender, mi tío Carlos evitó contármelo por mucho tiempo, hasta que creyó que tenía la edad suficiente para saberlo, como extraño a mi padre, como extraño a mi madre.
La psiquiatra parecía haber percibido lo mismo que yo, aquel cinismo con el que mi madre respondía, o tal vez era que realmente no lo recordaba, solo tendré que suponer, porque la verdad se fue con ella, y la psiquiatra continuó con su cuestionario - ¿Ud. está divorciada ,verdad?- y mi madre respondió - Sí, aquel desgraciado me golpeaba, pero no le dieron condena por ello, cerraron el caso de maltrato, a veces creo que uno debe hacer cumplir la justicia con sus propias manos-
La expresión en el rostro de la psiquiatra se turbaba más desconfiada, las declaraciones que ahora mi madre daba eran mas escalofriantes, como si estuviera calculando cada palabra que dijese, y la psiquiatra trato de hacer lo mismo con sus preguntas, seguro para ver si mi madre se contradecía y estaba armando todo ese teatro para liberarse de la cárcel , o si realmente estaba sufriendo de alguna trastorno mental.
Y continuó preguntándole - ¿Tomar la justicia por sus propias manos, a qué se refiere con ello?- Mi madre respondió - Yo evitaba que él viera a Sergio , nuestro único hijo, sé que estaba mal utilizar a nuestro hijo para vengarme, pero no encontré otro modo, me las tenía que pagar- Ambas se quedaron calladas, mientras mi madre se cogía las manos, la psiquiatra susurró- los mitones, la abuela y parecía darse cuenta de algo.
Al escuchar lo que susurraba la psiquiatra empecé a relacionar el sentimiento que mi madre sentía por su abuela y la que sentía por mi padre.
De pronto en la cara de la psiquiatra se gestó pánico y sacó de su portafolio apresuradamente una carpeta manila que creo era el historial de mi madre, le dio una ojeada, y al parecer encontró lo que había estado sospechando, y dijo en voz baja, acercándose a la pantalla - en terapia después de la muerte de su abuela, y fue hace diez años-
En aquel momento yo sentí como eco que me zumbaba en el oído, lo que mi madre había dicho al inicio de la sesión, “que el dar vueltas le hacía alejarse de lo que le molestaba y mencionó a mi padre y a su abuela” , fue entonces cuando relacione la muerte de mi bisabuela con la de mi padre, seguro fue lo mismo que la psiquiatra relacionó , cuando apresurada cogió el teléfono , parecía haber reconocido la voz de la persona con la que hablaba y le pidió que averiguara sobre la muerte de mi bisabuela, y que le devolvieran la llamada lo mas pronto posible ,mi madre al escuchar esto parecía enfadarse -
Ella se murió por torpe, dijo asqueada , ya estaba muy vieja- le dijo a la psiquiatra, pero esta no le respondió nada, apenas y pasaron uno minutos y sonó el teléfono, mi madre se puso nerviosa, cuando en los ojos de la psiquiatra se tallo la sorpresa, una mirada acusadora le lanzo a mi madre, la bisabuela al parecer había corrido con la misma suerte que mi padre, la psiquiatra dijo acercándose a la filmadora -ambos murieron electrocutados en la bañera, su abuela y su esposo, la muerte de la abuela se tomó como accidente casero, ya que no habían pruebas de asesinato contra nadie, y menos contra mi madre, eso fue todo lo que yo supe acerca de ello, que por cierto me contó mi padre.-
La psiquiatra salió apresurada del consultorio dejando a mi madre confundida y la filmadora encendida cerró la puerta con seguro, mientras mi madre veía como se cerraba la puerta ,dijo con voz quebrada -No les pude decir cuanto los había querido, cuanto los quiero ahora, pero es imposible perdonar tanto daño, Sergio mi amor, se que estarás mejor sin ellos-
Temblando mi madre se dirigió hacía la ventana se quedó mirando hacia afuera , cuando de pronto cerró los ojos , extendió los brazos y empezó a dar vueltas, marcando en su rostro aquella dulzura de niñez.
La psiquiatra regresó con dos policías que esposaron a mi madre y la sacaron de la habitación, en aquel vídeo no salió más mi madre, el último espacio lo tenía la psiquiatra, quien dijo que determinaba que mi madre debería de seguir internada en el sanatorio, pero con resguardo policial, ya que era una amenaza para la sociedad.
Acabó el vídeo, siento un ligero ardor en la palma de mi mano, estoy sangrando, sin darme cuenta he presionado la rosa de tal forma que las espinas me han herido la piel, ido, pasmado me voy al baño para lavarme las pequeñas heridas y desinfectarlas. He vuelto a la habitación en donde he visto el vídeo, me siento en el mismo sofá y me quedo pensando en l que vi, busco en mis recuerdos alguno que me haga pensar que mi madre sufría de algún trastorno, y por más que insisto buscando, no encuentro ninguno antes del divorcio, así que no puedo comprender como tengo que suponer que mi madre mató a su propia abuela.
Viví tantos años con ella, y solo ahora después de ver ese vídeo me he dado cuenta que mi madre vivía un infierno, seguro al darse cuenta de lo que había hecho, no soportó aquello y prefirió quitarse la vida en aquel sanatorio a la que sólo me dejaron ir a verla un par de veces. De pronto entra mi tío y me pregunta - ¿hijo, te sientes bien?- Me paro y solo le digo -mejor que antes de ver el vídeo- se acercó y me dió un fuerte abrazo, realmente era lo que más necesitaba en este momento, un poco de amor.

Texto agregado el 29-11-2007, y leído por 139 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
15-03-2009 Trágica historia. densa, quiza, como para exigir atención y fijarse en los detalles... lindero
 
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