Como el sol, brillaba fuerte, enceguecía y aturdía pero incitaba a mirarla y era imposible no hacerlo.
Intenté por mucho tiempo esquivar la tentación pensando quizá que ella no fuera realidad, que solo fuera ficción.
Así entretuve mis sentidos que gritaban apurando, querían que yo mirase y en su resplandor sufriese
Y un día al fin llegó la hora de contemplarla, luego de horas de luz la lámpara se había quemado.
Texto agregado el 28-11-2007, y leído por 288
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