El 2do capítulo de esta singular literatura.



Capítulo II


Por unos momentos nadie se movió, los tres amigos temerosos de la reacción de Snape, mientras que éste último por su parte parecía demasiado sorprendido de recibir a aquellos visitantes como para poder pronunciar una sola palabra.
- ¿Y bien? ¿Han venido solo a tocar la puerta e interrumpir?- Snape fue el primero que rompió ese incómodo silencio. Una ligera sonrisa despectiva se asomó en sus finos y pálidos labios. – ¿O acaso Harry Potter no tuvo suficientes puntos menos para su casa y viene a que le quite más? Si ese es el caso, lo haré con gusto. ¡Diez puntos menos para…!-
- Disculpe profesor Snape…- lo interrumpió Hermione visiblemente perturbada por su osadía de interrumpir a un profesor.
- Vaya, la sabelotodo, ¿o debería decir señorita Granger? No importa, es lo mismo… no podía quedarse callada…-
Hermione dio un ligero paso hacia atrás ofendida y a la vez sorprendida de que Snape demostrara tanto desprecio hacia alguien sin la menor vacilación.
Intentando ignorar ese comentario, abrió su libro y se lo enseñó al jefe de Slytherin, quien lo tomó sin mirarlo.
- Conozco el libro señorita Granger… No tiene que enseñármelo. -
- Si, disculpe. Sucede que tenemos una pregunta…- dijo Hermione recibiendo el libro que Snape había rechazado.
- ¿Tenemos?- dijo Ron, ocultando su comentario con una repentina tos.
- ¿Dijo algo señor Weasley?- la voz de Snape hizo que Ron intentara hacerse pequeño.
- No, nada…-
- Después de estudiar éste capítulo, llegamos a la conclusión de que hay un error. La poción descrita tiene ingredientes que dan como resultado algo contrario entre ellos mismos, por lo cual no tiene el menor sentido agregar algo si después su efecto será revertido por otro ingrediente…-
Hermione había tomado más confianza al estar hablando. Siempre sucedía así. Podría decirse que lo estaba disfrutando. Cuando hablaba de alguna clase, en especial de un tema que entendía perfectamente, podía estar horas y horas hablando e intercambiando resultados, comentarios y conclusiones. Era algo que ni Ron ni Harry podían entender, a pesar de que algo similar pasaba en ellos cuando hablaban de quidditch.
- Entiendo su duda señorita Granger…- dijo Snape para asombro de los tres. No se esperaban una respuesta tan gentil, teniendo en cuenta que entre ellos y el profesor de pociones había un sentimiento de odio mutuo.
- ¿En serio? ¿Quiero decir…? ¿Por qué sucede?- dijo Hermione conteniendo la calma y la emoción.
- Es un poco difícil de explicar, sobre todo en el nivel en el que están. Sería mejor no discutir ese tema hasta que lleven el siguiente curso de pociones. Es un tema más avanzado…-
- ¡Pero hemos venido a preguntarle! No puede dejarnos con la duda…- dijo la chica un poco desesperada.
- Claro que puedo… y lo haré con mucho gusto- contestó Severus disfrutando de la escena.
- Es cierto Hermione. Puede que no sea buena idea que nos explique… de todas formas no le vamos a entender…- dijo Harry, intentando convencerla, pero muy en el fondo estaba conciente de que Hermione no desistiría. Pero para su sorpresa:
- Está bien. Tiene razón profesor. Supongo que no es tiempo de saberlo todavía- Disculpe la molestia- dijo Hermione guardando su libro rápidamente.
Ron comenzó a alejarse, feliz de que el asunto llegara a su fin. Snape asintió con la cabeza, y sin otra palabra, entró de nuevo en su despacho cerrando la puerta tras de él.
- No creí que te fueras a convencer tan rápido…- admitió Harry cuando los tres subían por las escaleras.
- Pues lo estas viendo con tus propios ojos, así que créelo- dijo Hermione, repentinamente con una sonrisa un tanto sospechosa.
- ¿Sucede algo?- preguntó Ron notando igualmente la sonrisa de ella.
- No. Bueno, en realidad si. Tengo un asunto qué arreglar… los alcanzo al rato…- dijo la chica dando media vuelta.
- Podemos llevar tus libros si quieres…- dijo Ron sonrojándose ligeramente.
- Gracias Ron- dijo ella dándole los libros que tenía.
- ¿No necesitarás el de pociones?- dijo Harry, quien tenía una ligera idea de lo que Hermione tenía que hacer. Si estaba en lo correcto, su amiga no se quedaría con la duda de los ingredientes revertidos.
- No. No hará falta…- contestó ella sonriente, mientras que Ron los miraba sin entender esa conversación de indirectas.
- Nos vemos al rato- se despidió Hermione mientras bajaba nuevamente la escalera. Los dos chicos siguieron su camino, cargando ahora los libros de Hermione.
- ¿Crees que tiene una cita? Probablemente le gusta algún chico…- dijo Ron intentando no sonar preocupado, pero fracasando estrepitosamente.
- No Ron. No puede ser una cita- dijo Harry riendo ante el comentario de su amigo. – Espero realmente que no sea una cita…- concluyó Harry ya sin risa, pensando por unos momentos en la probabilidad de que existiera una cita entre Snape y Hermione. La sola idea era escalofriante.
- ¿Esperas que no sea una cita? ¿También te gusta Hermione?- dijo Ron ante el comentario de Harry.
- ¿”También”? ¿Significa que ella te gusta a ti?- dijo Harry, riendo nuevamente mientras que Ron se sonrojaba y maldecía en silencio sus descuidos.
- No me lo tienes que ocultar. Ya lo sabía. Y no. No me gusta, así que puedes estar tranquilo. –
Ron pareció más aliviado después de esa confesión.
- ¿Cómo se lo digo Harry?- preguntó entonces mirando un horizonte que no existía entre aquellas paredes de piedra.
- No lo sé Ron. Solo ten cuidado. No querrás cometer el gran error de tu vida. Solo tienes que ser tu mismo, y decir lo que sientes. Y… ¿te doy un consejo?-
Ron asintió en silencio.
- Date prisa amigo. Más de uno está tras de ella. No querrás llegar demasiado tarde… -
Con esta conversación, ambos entraron a la sala común, cargando los libros que su amiga les había dado.
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