a mi amada esposa I...





¡OH! Cuan grande amor el que profeso
Hacia tu dulce corazón constreñido
Inmenso placer es contemplarte
Detenida en tu niñez de atardeceres
Abrigas tú mis sueños celestiales
Cual ángel en el pórtico de mi alma
Hay veces te preciso tan serena
Y serena te me acercas resplandeciente
No me abruma tu cansancio de camino
Ya que a ratos tras de mi corres diligente
Y mi ocaso no es ocaso sin tu beso
Ya mi sueño no lo es en tu ausencia
Son tus besos necesarios y endulzantes
Y mi noche es como aurora en tu presencia
Niña dulce te contemplo en tu quehacer
El del alma – si aquel- el del alma
Como siegas siembras y abonas
Como cortas de raíz la cizaña
Vas cantando mientras labras tú la tierra
Vas hablando a los vientos de tus vuelos
De aquellos de amor o quizás de sueños
De tu cruel dolor de tu fiel sustento
De pasiones aprendices de la tuya
Vieja pasión hasta la eternidad vigente
Comparto contigo mariposa en vuelo
Me fundo contigo amada del cielo
Amada: del Padre del Hijo y de su Espíritu
Amada yo en tu nombre reposo cada hora
Y estas líneas te regalo acaudalado
Corre un río en mi interior y tú lo sabes
Corre un río, es el Amor, Amor del Padre





San Juan de Temu