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No sé por qué le hice caso a Marta y escribo este diario. Total no pasa nada nuevo. Marta está en crisis con el marido y no le puedo hablar porque en el Helth Farm a donde fue para relajarse no se permite el uso de los celulares.
Es notable que desde que íbamos juntas al colegio y de esto ya pasó mucha agua bajo el puente, Marta esté entrando y saliendo de crisis de autoestima, la sube y baja ,o la tiene tan alta que da miedo o la lleva por el suelo arrastrándola como una cola ribetada de festones de culpabilidad e insatisfacción.Desde que empecé a escribir no hago más que mirarme al espejo.
Algo sé de Marta por Vera, que cuando limpia no hace más que chimentar de sus otras patronas. Por suerte que la tengo sólo una vez por semana, no sé por qué no me animo a dejarla sola, vino muy recomendada. Marta que la tiene tres veces por semana dice que le faltan algunas cosas. Pobre mujer, a lo mejor es Santa Honestidad y se sospecha de ella solo porque es pobre. En el fondo si comparo con mis amigas yo también soy pobre y no robo. ¿No robo?