Muy humildemente quisiera dar a conocer una historia que me llamó particularmente la atención, no es mia sino de una persona excenta a mí, sólo se que su nombre es Felipe y es de Mexico recidente en Canada. Quisiera dar a conocer su cuento ya como dije anteriormente me llamó particularmente la atencíon y ojala que cautive al lector usario de ésta página. Bueno, sin más que decir aquí les dejo el inicio de un cuento literario basado en el libro y peicula: Harry Potter.
ACONTINUACIÓN...
Capítulo I
- ¡Cincuenta puntos menos para Gryffindor!- gritó el profesor Snape airado cuando un alumno se atrevió a reír al estallar un caldero.
- ¡Ron! ¡Contrólate!- dijo una chica de cabellos revueltos y mirada marrón a su compañero que a pesar del castigo de Snape, no paraba de reír.
- ¡Es que no puedo evitarlo! Es que Hermione, si hubieras visto la cara de Harry, también reirías…- contestó el chico pelirrojo que reía feliz al ver los apuros que pasaba el famoso Harry Potter.
- No fue mi culpa, hice exactamente lo que decían las instrucciones…- dijo éste último de mal humor. – Además, Snape me odia y aprovecha cada situación. Cincuenta puntos, no era para tanto…- concluyó fulminando con la mirada al profesor de nariz ganchuda que lo miraba satisfecho.
La clase terminó pronto y los alumnos salieron en tropel, sin saber si huían de Snape, de las frías mazmorras, del ambiente Slytherin, o de todas las cosas juntas.
- Vaya, un lindo día de verano…- dijo Hermione al pasar junto a una ventana que les ofrecía un hermoso paisaje soleado.
- Si, lástima que tenemos Transformaciones. Se me antoja tanto salir a pasear contigo… quiero decir… con los dos- Ron se sonrojó al darse cuenta de lo que había dicho. La conciencia lo había traicionado. Hermione lo miraba con los ojos muy abiertos, mientras que Harry sonreía burlándose de su amigo.
En un silencio algo incómodo los tres siguieron su camino, sin darse cuenta de una persona que los miraba desde el fondo del pasillo. Movió la cabeza pensativo, se dio la vuelta haciendo un frufrú con su negra y suave capa antes de desaparecer en la mazmorra. “Severus Snape”, era el nombre que se leía en la puerta del despacho…
---
- ¿Y bien?- preguntó la sabelotodo con cara de pocos amigos cuando Harry y Ron se dirigían hacia el retrato entre risas.
Ambos detuvieron en seco, asustados ante la reacción de Hermione.
- ¿Pasa algo?- preguntaron titubeando.
- ¿A dónde creen que van?-
- Solo vamos a…- dijo Ron inseguro. - …a entrenar quidditch…- completó Harry al ver el apuro de su amigo.
- No me engañan. Solo quieren huir del estudio. Vengan para acá y traigan sus libros. Mañana hay examen de pociones. Deberían estar preocupados…-
- Pero…-
- Nada de peros…-
- Pero…-
- ¿No entendieron?- concluyó ella en un tono que no dejaba lugar a discusiones.
Harry y Ron no tuvieron más remedio que hacerle caso. Además, tenía razón.
- Pareces nuestra mamá Hermione…- dijo Ron de malhumor sentándose junto a ella y abriendo su aburrido libro de pociones.
Estuvieron un rato en silencio, cuando de pronto Hermione se levantó exasperada. Harry y Ron se levantaron casi al instante y protegiéndose con sus varitas por instinto. Pero ella tenía el libro de pociones en las manos, y lo veía con frustración.
- ¿Qué sucede?- preguntó Harry un poco más calmado al ver que Hermione no tenía nada contra ellos.
- Ésta fórmula. Simplemente no la entiendo. ¡No tiene sentido! ¡Podría decir que se contradice a si misma! ¿No lo ven? Si agregas polvo de unicornio después de agregar asfódelo, ¡el efecto se revierte!-
- ¿Ah? ¿De verdad sucede eso?- preguntaron ambos sin la menor idea de lo que ella decía. Simplemente no veían el problema.
- ¿Es que no lo ven? ¡Está clarísimo! Snape nos enseñó eso de los efectos revertidos la clase antepasada… ¡deberían recordarlo!-
- Ah… ahora que lo dices, ¡es cierto!- dijo Ron fingiendo haber caído en la cuenta.
- Aja… ahora resulta que lo acabas de recordar… Supongo que tengo que ir con Snape-
- ¿Ahora?- preguntó Ron un tanto sorprendido.
- Claro, mañana es el examen-
- Bueno, que te vaya bien…-
- Nada de eso, ustedes vienen conmigo… si no vienen, no se los explicaré luego…- dijo con una sonrisa chantajista. Sin más remedio que acompañarla, los dos amigos se dispusieron a seguirla.
---
- Apesta a agua estancada…- dijo Ron cuando por segunda vez en el día caminaban por los más recónditos pasillos de Hogwarts, en dirección a las mazmorras donde Snape extendía su reino.
- Puaj… de nuevo el salón de pociones…- dijo Harry cuando pasaron por la vieja puerta.
- Si, donde hoy explotó tu caldero…- dijo Ron comenzando a reír sin control nuevamente. Harry lo miró furioso e intentó ignorarlo.
- Dejen de pelearse…- dijo la sabelotodo que caminaba unos pasos delante de ellos. – Ya casi llegamos-
En efecto, dieron al final del pasillo se encontraba el despacho de Snape, y solo una antorcha iluminaba débilmente la puerta, haciendo un siniestro juego de sombras que parecían salir de la nada. Una corriente de aire frío recorrió el lugar, y los tres sintieron un repentino escalofrío en la espalda. Ella levantó su puño, y después de dudarlo unos segundos, llamó a la puerta.
Los tres se alejaron escuchando atentamente. Después de unos segundos de silencio, al fin se escucharon unos pasos al otro lado de fría madera. Con un crujido y un chirriar de goznes, la puerta se abrió lentamente y unos ojos profundos y negros como la hiel inspeccionaron a aquellos intrusos que se atrevían a perturbar el silencio de la noche.
---
|