“El Zombie de Poe” (Segunda Parte)
El respetado señor Edgar Allan Poe experimento a su zombie, lo exploto, lo alimento y lo cuido, sufría por el, lloraba por el, era un zombie complicado, a veces hablaba y a veces no, a veces complacía al señor Poe con exquisitas historias, subliminales y surrealistas que solo se podían entender en el idioma zombie. Entonces comprendiendo que cada historia, platica, comentario, pintura, música, escrito, frase, arte en general, nunca más podría ser repetido, copiado o recordado, a menos que se estuviera hablando con un zombie en el idioma zombie, o el zombie en sí hiciera tal creación de arte,
Comenzó el señor Allan a transcribir algunas de la maravillosas historias de su zombie en al idioma humano lo más exacto posibles, pues existían muchas palabras, imágenes y sonidos, que no pueden ser duplicados en el mundo humano, es por eso que cada una de esas sensaciones zombie eran tan especiales, tan incomprensibles y mágicas.
El zombie de Poe no tenia inconveniente en que el señor Allan copiara algunas de sus historias, de igual forma por grandiosas que fueran nunca serian igual de grandiosas que contadas en el idioma zombie o cuando las cuenta un zombie.
El señor Allan amaba esos momentos y esas sensaciones, pero como todo ser humano superior, sufría por nuevas preguntas, por nuevas sensaciones, nuevos pensamientos, nuevos sentimientos que el tener a su zombie le provocaban, pues cuando se daba cuenta de su simple, triste, y sin sentido vida de simple ser humano, sufría inmensamente, cuando trataba de explicar eso a los demás no lo entendían, lo creían un loco, un demente, no pertenecía a ellos por obvias razones, así que lo relegaban por que no lo comprendían, y como todo lo que no entienden los demás simples seres humanos, le tenían miedo. El señor Poe se sentía solo. Con todo este conocimiento, con toda esa sabiduría, con todas esas sensaciones, con todo lo extraordinario que había sentido y sin poderlo expresar en palabras, sentidos, imágenes ni nada, porque los demás simplemente se alejaban teniendo miedo, terror.
Lo único que calmaba al señor Allan era estar con su zombie, alejado de todos y de todo, escuchando nuevas e increíbles historias. El zombie lo complacía pues lo comprendía. Siendo un simple humano, su destino era sufrir, pero por lo menos tendría el placer de haber escuchado a su zombie y entender porque era mejor, porque aunque los demás lo relegaran, él era superior, y porque moriría siendo superior.
(Segunda parte de "El Zombie de Poe")
Krant
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