Desesperada quería gritarle al viento como si los pastos fuesen olas yo entre ellos dejándome llevar Es intenso el mar en invierno a quién no le gusta correr en la orilla descalzo una tarde de frío es un estado de metamorfosis interno una dialéctica del olor a pez y el granito un rayo de sol traspasando a la piel marihuana palpitando al vuelo de la gaviota mi eros latente buscando las bocas de sal recogiendo entre los caracoles la humedad el mana condensándose en abrazo letal expira en las feroces voces de la masa de agua. Sal. Me voy en invierno al mar .
Texto agregado el 27-11-2007, y leído por 142 visitantes. (3 votos)