Un cuento sin verbos, pero no por ello falto de acción
--¡Sargento Méndez!
--Sí, mi comandante.
--Noticias, noticias...
--Nada señor; nada aún.
-- ¡Como! ¿Nada aún?
--Quizá más tarde... Quizá el cabo Pérez...
--¡Quizá, quizá... Dos semanas y sólo quizá...
--Caso dificil.
--¡Difícil, sí, difícil para un inépto como usted!
--Pero comandante...
--¡Pero nada! Inepto, sí, inepto...
-- Con su permiso comandante Ballina.
--Adelante sargento Godínez
--El informe del cabo Pérez.
--A ver... mmmmm... Sí, sí, eso... Algo, al menos algo. No como otros ineptos.
--Comandante, su crueldad para conmigo...
--¡Silencio sargento Méndez! Qué crueldad ni qué ocho cuartos. Ningún resultado suyo ¡nada! Superado por el sargento Godínez ¡Que vergüenza!
--Bien señor, tal vez ahora sí, pero no por eso mejor que yo.
--Poquito de vergüeza sargento, poquito de vergüenza...
--Sí señor, vergüenza sí, pero no humillado.
--No, claro que no, usted no. ¿Y yo? ¿Yo sí verdad? ¡Humillado, vapuleado!
--No señor
--¿No? Los diarios, los diarios de cada día, desde hace dos semanas... Día con día... La mirada aquí ¡vamos! Aquí sobre el escritorio, en el diario de hoy, el encabezado.
DOS SEMANAS, VERBOS SECUESTRADOS; JEFE DE POLICÍA, INEPTO
*El mundo, condenado al enunciado pasivo: lingüistas
(Moraleja: Nada es imprescindible)
*En Cancún, costa mexicana del Caribe.
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