Largas manos,
delicadas,
dedos largos y sensibles.
Cuando se despliegan,
para acariciar,
para manipular sus mágicas pociones,
o para señalar las cosas importantes,
emiten rayos de Luna.
Plateados rayos,
del color del reflejo de su pelo,
De su perfil suave y azulado,
pálido, esbelto, grácil,
sosegado,
pero firme.
Sonreía, bajo su Luna llena,
mi Elfo, hoy.
Aunque su sonrisa sea,
como siempre,
enigmática.
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