¿Y ahora que? Te pregunté
Ahora nada, vamos a esperar.
Nos sentamos en la puerta de tu casa
Saboreando el atardecer, disfrutando de nosotros
No hablamos mas, no era necesario,
Solo era cuestión de aguardar,
Ni bien el sol se despidió, sacaste tu cajita
Guardaste mi lógica y mis absurdos,
Mis ideales y mis contradicciones,
Con una suave caricia la volviste a cerrar
La pusiste en el bolsillo de tu camisa
Me abrazaste fuerte, y comenzaste el hechizo.
Ya no nos necesitábamos más,
En ese preciso instante dejamos la mortalidad a un lado.
Con un rápido movimiento esquivamos las ramas y los cables
Y desaparecimos en la inexistencia de ese azul oscuro.