Te vas
y tu espalda
se coagula
en la tristeza,
en la atónita mirada
de mis ojos.
Me condenas
derramando sobre mi piel
el impúdico vaso
de tu indiferencia.
Quedo así petrificado
con tres furtivos recuerdos
retorciéndome el alma.
Tus ojos,
tus labios
y tu espalda.
Y maldigo,
maldigo tu partida.
Texto agregado el 30-03-2004, y leído por 160
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Lectores Opinan
16-04-2004
Lo mas malo es el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue. Saludos franlend