Todo comenzó en un chat, te leo, te contesto, más no me doy a conocer, "me invento".
Creí que me habías descubierto, la charla comenzó a tener derivaciones sexuales, te seguí el juego, jugué con las palabras, la pantalla "al rojo vivo".
Me tirabas letra y yo ni lerda ni perezosa te contestaba casi al instante, conociendo tus debilidades, tus gustos, tus deseos (tal vez fue tramposo porque supe que eras vos desde el primer instante) .
Comenzaste a decirme las cosas que solo me decías a mí y contesté con mis respuestas, ahí medio te desconcertaste y preguntaste - ¿Sos vos?-, hice una negación al interrogatorio, quise averiguar hasta donde llegabas. Reconozco que fue una chicana de ambas partes, tu provocando mis celos con historias acaloradas y yo mostrando mi lado oscuro, desprejuiciada, insolente, atrevida.
El negar que fuera yo, y mis respuestas te ilusionaron, creíste haber encontrado tu mitad, esa que encaja justo a tus pensamientos, a tus actitudes, y me amaste profundamente, comenzaste a necesitarme, a vivir pendiente de nuestros encuentros en el chat.
Me sentí traicionada, ¿como le decías a una perfecta desconocida cosas que creí solo me decías a mí?, pero...esa perfecta desconocida soy yo, soy yo a quien te dirijes aún si saberlo, soy yo esa a quien amas, soy yo a quien necesitas.
Soy yo la que compite conmigo por tu amor.
Sigo con la farza, estamos en contacto, tal vez nunca te diga la verdad, tal vez la descubras, tal vez no me perdones, tal vez te des cuenta de que te has vuelto a enamorar de la misma persona.
te amo yo.
MAtilde 15-3-2006
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