Ni la gota de rocío en una fresca mañana
Ni Dios que es dios en sí mismo,
Ni el jadeo de una multitud sin paz
Ni tú sólo, en la propia soledad,
Ni la argolla que une los abismos con mis labios
Ni los ojos con mil palabras y un gesto en silencio
Ni el aroma a secreto entre las piernas
Ni sueños que se duermen con ellos mismos
Y se sueñan en conjunto,
Ni esto que digo ahora
Ni lo que diré en seguida:
Señores:
Nada es irrelevante
La realidad se ha elevado sin nosotros
Pero eso no es un problema.
Texto agregado el 30-03-2004, y leído por 152
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