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En un frasco comprimido espero putrefacción…
La muerte de mi reloj recorta los tiempos.
…El oxigeno no corre
y me desmenuzo observando como el vidrio se tiñe con mis líquidos.
Han pasado días con cuerpo de semanas… y yo sigo aquí,
encerrado sin oxigeno ni ventilación.
El jugo de mi aspecto cae y se posa como nata,
mi piel se transparenta, y venas negras sacan a relucir su estancamiento.
No me queda más que comer de mis insectos,
aquellos parásitos que no me perjudican.
Rearé la simbiosis compartiendo con largos depredadores,
viejas lombrices de mi carne…
Angostos seres que abren caminos con mi nombre,
húmedos túneles sin mapa…
No necesitan dientes ya que me he vuelto blando
y su cuerpo penetra con solo ondularse,
…Soy la masa inmóvil que tiene tatuado el nombre de sus anillos,
soy vuestra carroña moldeada al frasco,
Una etiqueta cubre mi exterior,
e impide ver el rostro del que me recoge…
Seres anónimos, sin facciones,
repiten su nombre, y siguen siendo desconocidos.
Si los viera, no me mirarían,
esquivarían los pómulos.
No conversan con objetos,
ni menos con su reflejo.
Me volveré la sombra de un muñeco,
simulando la forma
de un humano simulado.
Y si les hablo,
verán que soy sus familiares muertos,
materia que es parte de la materia.
Muertos como la hoja seca, como la mierda en el pasto,
que se vuelve tierra
y se muestra célula.
Si me ven no me reconocen,
pero estuve en su cuerpo y en el de tu hermano…
Soy ese que desconoces,
parte de tu compuesto,
aguja de tus cicatrices.
Soy la malla que te contiene como carne,
y si me hueles seremos lo mismo,
como la piel de la serpiente cuando le queda de frente,
áspera pero idéntica…
Si les contara que son como el vidrio,
no dirían palabra alguna,
ya que no les duele cuando se triza,
ni cuando empañan sus ideas…
Yo, cúmulo de formas
semejante a tu duda,
con rostros variados
sin borde…
Sufro y mis nervios se mueven,
soy criatura, como la silla que aplastas,
pero no crees mis murmullos, aunque veas mi sudor de cerca…
Mil kilómetros separan mis intestinos de tu carne,
pero somos malformados y siameses desde el nacimiento,
parte de lo mismo,
hechos con lo mismo…
Somos bellos
al igual que las moscas imitando a las estrellas,
como un asesinato que derrama carmines en el pavimento…
Somos bellos…y aún dices que no.
¿Será tu beneficio el que te hace testarudo?
¿El que te fragmenta amores?
No seas mi hermano, ni menos mi hijo,
no firmes papeles, ni cortes la cadena,
solo el aire nos separa,
pero nuestros huesos se siguen tocando…
Las leyes de tu gente no son muros en mi construcción,
es la realidad el lenguaje de este silencio,
y las venas de las hojas el camino que lo canaliza.
Si vieras al pavo real y parte de mi descomposición,
bailarías en armonía de colores,
y sabrías cuan completa es la variedad de formas…
o cuan variado es el armario en trajes…
No importa…
Si el cuerpo que rellena tu disfraz es el mismo que el mío,
tejidos que no hacen un chaleco,
tejidos para un movimiento.
Abre mi tapa y huele mi experimento,
soy de piel, de pellejo…
Los días han pasado,
y el agua me ha vuelto blando, esponjoso…
Mis humores son de estancamiento,
y mi forma es el molde de mi encierro…
Descubre el diseño de mi desgaste,
mi forma, que crece como niño,
como el pan inflado en hongos…
Una vida en plural,
como yo… que danzo con mis habitantes…
Levantando pequeñas ciudades en mi costado.
…son las resurrecciones,
una por segundo,
y no cada dos mil años.
Reconóceme…
Y no me escondas en el frasco de tu entendimiento muerto.
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