Hoy decidí darte las gracias por estar, ser y decir.
Gracias por estar cuando más te necesito, porque a pesar de la distancia sé que cuento contigo, y cuando estás a mi lado no necesito nada más.
Gracias por ser el hombre de mi vida, el que me acompaña, me aconseja, me sobrevive, me aguanta, y me quiere lo suficiente para entregarme el alma, gracias por ser justo lo que eres, porque así llenas mi vida.
Gracias por decir tantas cosas que necesitaba oír, buenas o malas, pero que me hacen más mujer y ponen mis pies sobre la tierra, también gracias por tus palabras de consuelo que siempre llegan en el momento oportuno, y por tantos te amo que guardo en mi memoria.
Pero sobre todo gracias por amar, o mejor dicho, por saber amar, porque de ese amor se alimenta mi alma, respiran mis sueños, y crecen mis esperanzas…
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