Sabes? Anoche tuve un lindo sueño, recuerdas cuando fue la ultima vez que nos vimos? Yo si, fue tan solo antier por la tarde, te pedí algo de ayuda pero lucias agotada, tenias sueño y estabas de mal humor, yo solo quería reconfortarte, abrazarte fuerte y acariciar tu pelo, decir que todo estaría bien y expresar cuanto te quiero, sin embargo, eso no fue posible, tu siempre tan hermética, tan cerrada, tan tú.
Quise acercarme pero no supe manejar la situación, el cruce de algunas palabras y tal vez una mirada nerviosa, sin embargo solo pude conseguir una sonrisa tuya; te alejaste y ni siquiera te despediste de mí, tengo la esperanza de que no haya sido intencional.
Cuando llegué a casa no lograba conciliar el sueño, tu imagen invadía mi mente a cada pestañear y aunque luché, no pude echarte de mis ideas, fue entonces cuando lo decidí, pensar en ti me reconforta y secuestrarte en sueños seria mejor, pues un sueño siempre será indirectamente involuntario y sorpresivo. Pensé mucho tiempo en ti, te recordé triste y enojada, te recordé alegre y estresada, recordé la primera vez que te vi y hasta te imagine desnuda, tramé situaciones donde te encontraba, charlábamos un poco y jugábamos cartas. Después de mas de dos horas logre conciliar el sueño y sabes que? Ahí estabas tu de nuevo!, fue sensacional! estabas a mi lado pero, al igual que en la realidad no me ayudaste cuando mas te necesitaba, en ese instante me sentí mal, llore un poco y hasta te odié, fui en busca tuya para gritártelo de frente, confesarte cuanto me lastimas cada vez que me haces menos, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para sacarte definitivamente de mis adentros… entonces te encontré, abrí la puerta del fondo y ahí estabas, sentada en un sofá de esa bodega oscura y fría, olía a licor viejo y no tenia ventanas ni iluminación, sin embargo se que la luna estaba hermosa, tus codos apoyados en tus rodillas y tus manos cubriendo tu cara, lucias triste y cansada. Te llamé por tu nombre y lentamente giraste tu rostro hacia tu derecha, me miraste y una lagrima se deslizaba sobre tu mejilla, en ese instante desaparecieron el enojo y rencor que me invadían, sentí un espasmo en mi pecho que me hizo arrodillar frente a ti – ¿que pasa peque? ¿Estas cansada?- me miraste y fingiendo que no llorabas, dijiste que tenias mucho trabajo, supe que ese era el momento, nuestro momento. Acaricie tu rostro y me puse de pie para poder abrazarte, recargaste tu cabeza en mi abdomen y mientras intentabas explicar todos tus pendientes yo simplemente acariciaba tu pelo, mi mente estaba llena de estrellas que me deslumbraban y hacían que mis ojos brillaran, estaba muy feliz de tenerte conmigo, a mi lado.
Después de un rato, me miraste, esa imagen de tu rostro mirando hacia arriba con los ojos de cristal es un tesoro que prometo celar hasta el fin e mi existencia. Confesaste que estabas triste y morías de sueño, me puse en cuclillas para estar a tu altura, tomé tu rostro con ambas manos y bese tu frente- ¿por qué no duermes un rato? Nadie sabrá que estas aquí- para ese instante mi corazón latía demasiado rápido, la puerta de la bodega estaba cerrada y ya no tena frió, me miraste profundamente y también tomaste mi rostro, lo dirigiste hacia el tuyo y por fin sucedió! Mis labios tocaron los tuyos, estaban húmedos y fríos, me abrazaste despacio y ambas caímos en el sofá, yo estaba sobre ti y me besabas, bese tu lengua y jugamos a ser libres por algunos instantes, tal vez segundos o tal ves minutos, no lo se, solo se que en ese momento yo estaba ahí contigo, besándote y demostrando cuanto te quiero no importan nuestras diferencias y o similitudes, yo te agradaba y ahora no solo me veías como un persona mas, esta vez yo era parte de tus ideas.