La verdad es ingenua, por eso nadie la reconoce, pues se piensa que por ser la verdad, debe ser rimbombante, estridente, aparatosa, fastuosa, admirable, solemne, llamativa, ruidosa.
Mas, la verdad es sencilla, humilde, ingenua, cándida, incluso, a veces sumisa.
La verdad no sigue los cánones de la lógica racional, a pesar de lo que dijeron los grandes pensadores; pues la verdad… sí, la verdad, sigue la lógica del alma, única lógica con la que se puede aprehender.
Mas, los hombres, la buscamos donde no está, donde jamás estará; la verdad es ingenua, busquémosla donde ella está, en cada uno de nosotros; allí se le ve, frente a la humanidad.
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