Profana de un diáfano deseo
envuelta en indecencia y castidad,
sus manos no detienen el placer que provoca su mente,
y su piel no niega la razón
de la delicia en la ansiedad que la tortura.
Cómplice de la soledad que no la juzga
mientras la tenue luz nocturna
acaricia su inocente desnudez
y mantiene intacta su pureza
que muere por morir víctima de otro amante
que no sea ella misma.
Hoy tiene una cita con sus manos
que nuevamente la llevarán
por el tortuoso sendero del éxtasis
mientras su mente anhela el masculino espíritu
que estrene su cuerpo.
Texto agregado el 19-11-2007, y leído por 113
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Lectores Opinan
25-03-2018
espero que esos deseos se cumplan rapidamente satini
26-01-2011
siendo tan bueno, me extraña la ausencia de comentarios. No había leido un poema sobre el deseo de una virgen, será porque están en extinción. NeweN