Como árbol desnudo condenado al invierno soñando primaveras. Como fuente quebrada de ayeres juguetona que llora su sequía. Como rosal truncado por espinas ajenas que florecer espera. Como ave enjaulada que en su trino reclama frustradas libertades. Así me siento… Mientras miro tu espejo de imágenes dispersas veladas por el tiempo. Aquellas juveniles del beso y la caricia condenadas a olvido. Aquellas de palabras sembradas de proyectos sumidas al silencio. Aquellas imborrables de acechante mirada e incontrolado instinto. Imágenes perpetuas que advierto y adivino en el hoy de tu rostro Y es frontera invisible que acompaña silente nuestra huella y camino.
Texto agregado el 19-11-2007, y leído por 303 visitantes. (15 votos)