... pero siempre hay un momento...
reímos, hablamos, intercambiamos un mundo entero con sólo mirarnos
la distancia, ¿qué es la distancia cuando estás a mi lado?
Nada más que un poco de la nada misma
Pero siempre hay un momento... especial para sonreír
Para florecer con ansias, como la última gota de sudor que dejamos en el intento de seguir luchando por lo que los demás ya han olvidado. La gota, mísera e insignificante, que mojó con devoción la rosa a punto de marchitar...
Entonces, nos levantamos, juntos, tú y yo
En silencio, escuchando la nada
Comencé a llorar porque creí perderte
Y el cielo no me dejó sola en la labor de mojar el cuerpo
La oíste... ¿era la lluvia?
No, era el llanto del espacio que tengo para nosotros en el cielo
Cayendo con fuerza, sobre tus manos, de seda
Resbalando como un pez en un mar sin sal
.. Pero siempre hay un momento.. para oír la lluvia y descifrar en cada gota una palabra para ti
Pero ¿que pasa con la rosa? ¿Dónde la dejaste?
Tus manos de seda la deshojaron y creímos que todo estaría bien.
Pero olvidaste algo.. quitarle las espinas, para dejarla inocente, abandonarla bajo la lluvia, bajo mi llanto marchito, olvidarnos a mí y a ella, en una puesta de sol
Pero siempre hay un momento... para destruir en un segundo,
Lo que cientos de amaneceres demoró en construir...
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