A: Hola, hola... Bah! Se suele pensar que ya nos habíamos visto...
B: Estas acá, parado, y no haces mas sino dar la hora...

A veces extraño la tierra, el aire...
El agua con sus claroscuros...
Las mil ramas que desencadenan, impertinentes, en una hoguera
Y me extraño partiendo... y extraño consumirme lentamente por el fuego
¿Quién puede posarse sobre una llama y no sentir el calor cosquilleando en sus pies?
Extraño esperarte sin saber acaso si llegarías...
Ahora
así...
los ruidos ya no evocan criaturas misteriosas ni pasados ocultos señalizados por los troncos
y si... a propósito.... me quemo, si por si acaso comienzo a arder debes saber que no es normal, que nunca nada lo fue, que nunca nada lo será (¿será que “nunca nada” realmente signifique algo alguna vez?)
Adicta a las pastillas mi muy brillante se consumió para llegar al fondo mismo...aquel al que todos nosotros, siempre restantes, en silencio aspiramos.
Ahora
Es el polvo que alguna vez me dará vida...Aquel que quisiera me talara de una vez para emprender el vuelo que, como dicen, me fue asignado.

Miraremos nuevamente el infinito que nos rodea con el paso de cada instante y, soplando un diente de león, sonreiremos estúpidamente hasta enceguecernos de tanto mal...
Vomitaremos hasta alcanzar el equilibrio perfecto entre lo real y lo superfluo
Y los pies nos dolerán de tanto escarbar los sueños de aquellos que se nos superponen para terminar llorando todos juntos y tan solos,(en aquel rincón que, jugando, deje olvidado) por la impotencia descubierta debajo del tapete del idiota egocentrismo
Una vez que quisimos hacer felices a alguien...
Alguien que hoy ya no tiene globos pequeños y azulejados, ni una cabeza cuadrada, ni turbulentos días, ni tan solo una cola escurridiza...
Un ser tan real que duele tan solo creer que alguna vez fuimos existentes (mucho mas coexistentes)
No debo ni quiero pasar por alto una sola piedra, pero el insensible péndulo que hoy forma y transforma mis pies me prohíbe la dicha de ser conciente de una variedad tan amplia y deforme y cuanto menos simplificada


¿Porqué prendiste el altavoz, enchufaste el sombrero y corriste, desesperadamente, a ver las estrellas?
Cuando dije que me esperes no era en cuerpo sino en alma...
Las vibraciones nos estuvieron llamando