Llega el Invierno deshaciendo el Otoño.
Será blanco el presente, ceniciento,
encadenado de frío.
Será una copla sobre la mesa,
un festín, una familia.
Un humo gélido en labios
conversadores.
No se ha derramado
aún, pero de algún modo perenne,
ya ha pasado;
como si la primavera y el verano,
con sus flores y sus fuegos,
se estrellaran, maleducados,
en los pasillos de la memoria,
haciéndose lo inmediato.
Volverá el otoño.
Volverá nuevo y viejo a la vez,
en otro ciclo: un Fénix de hojas clonadas,
vestidas de vuelo,
coloreando el aire,
el espacio, y las pupilas
congeladas de un poeta,
de un grito.
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